Al seguir los comentarios de los diversos diputados, que con fuerza, vehemencia, descalificaciones y reproches argumentaron bajo diversos puntos de vista el proyecto de la nueva ley de Educación, deduzco que el tema educacional es tan complejo, tan amplio con respecto a todas las problemáticas que implica que es imposible que la nueva ley pudiera contemplarlo en sus totalidad y la excusa además, es que no se podía lograr más, en síntesis, se logró lo que estaba condicionado y pactado con la alianza.
Algunos diputados fueron consecuentes con su pensamiento, votaron en conciencia y sin orden de partido, otros en cambio fueron contra sus propios dichos. Diputados que solicitaron ampliación de los tiempos, retirar la ley, no fueron escuchados, el objetivo del gobierno fue votar la ley con urgencia.
Los articulados adicionales, para ampliar, mejorar, modificar la ley fueron votados sin leerse, solo se leían los autores de las indicaciones y la página del documento. Algunos diputados indicaban que era imposible leer, se desprendía que estaban votando a ciegas, inducidos por el Presidente de la Cámara, puesto que en los tiempos dados para leer las pantallas era imposible realizarlo, lo que se tradujo en una votación viciada, en la que la seriedad se perdió con el rechazo a gran parte a las indicaciones y la inconsecuencia reino.
Como resultado de la votación la Ministra mostraba su cara de dicha y alegría al tener una nueva ley, dejando atrás a la LOCE.
La protesta generalizada de los estudiantes y profesorado fundamentada por la falta de participación en la creación de la nueva ley fue unánime. La ministra argumentó que mucho se había conversado con diversos entes, entre ellos el colegio de profesores. El presidente de éstos fue claro, falto conversación y los acuerdos tomados por diversas comisiones fueron omitidos.
El cuestionamiento es que temas trascendentes no fueron incorporados, por ejemplo la municipalización de la educación, estabilidad laboral, recursos. Fundamentalmente y especialmente todo lo que dice relación con la educación publica, no puede ser posible que los servicios municipalizados tengan que administrar diversos colegios y liceos con una carga estructural y docente que no se puede comparar con los colegios particulares subvencionados.
Al ver por televisión el desempeño de algunos de los diputados en las sesiones de la Cámara no queda sino decir “vergüenza debe darnos”, al ver a representantes elegidos por la ciudadanía, con escaso dominio del tema y emitiendo juicios inexactos, y por sobre todo con tan poca seriedad.
Es de esperar que nuestra juventud tome conciencia de la importancia de inscribirse en los registros electorales y poder elegir a los mejores hombres y mujeres. Personas que trabajen en conciencia y con conocimiento de causa de lo que significa ser parlamentarios, nuestro país lo exige.
Hoy el Senado de la República [6] tiene la palabra y los diferentes entes, sean Gobierno, Ministerio de Educación, profesores, estudiantes, padres y apoderados, ciudadanía en general tienen mucho que decir.
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