Siendo mamá soltera, el segundo embarazo de Carla se complicó, y Renata nació prematura extrema, porque venía asfixiada. El diagnóstico fue una parálisis cerebral para la segunda hija de Carla.

"Renata no tenía reflejos, uno la dejaba en la cama y era como un bultito, no se movía" relata Carla. Las posibilidades de Renata de caminar, eran mínimas. El tema de la silla de ruedas fue muy difícil de asumir: lo único que ella quería, era que Renata entrara bailando con ella a la iglesia.

 Carla estaba enojada con el mundo. No quería nada, no creía en nada, al punto de perder su fe, su esperanza. Incluso no quería seguir bailando más. Creía que su hija no iba a ser una persona feliz, y que iba a ser una persona frustrada. Ahí fue cuando la derivaron a la Teletón de Iquique.

 Carla empezó a mirar las terapias de Renata y sus progresos: Renata empezó a girar, de repente tenía movimiento en sus pies, en sus manos. Le costó bastante apoyar la cabeza, pero lo hizo. Con el tiempo, sus capacidades fueron creciendo cada vez más.

Para tener más tiempo en la rehabilitación con Renata la familia decidió comenzar a vender colaciones a domicilio. El resto de su historia, está en el siguiente video: