Somos muchos más

Somos muchos más

19 Octubre 2020
Aunque la crisis sanitaria, en cierta medida redujo los episodios de mayor violencia, hemos visto con preocupación, que, en los últimos días, se han ido incrementando de forma paulatina y lo lamentable, es que aún existen sectores políticos que no son capaces de condenar estas acciones.
Natan Olivos Nuñez >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Se cumple un año desde que la violencia se situó en la vida política y social de nuestro país. Durante este tiempo, hemos sido testigos de episodios lamentables, donde los afectados, directa o indirectamente, hemos sido todos. Lo irónico de estos hechos es que como expresó Martin Luther King “La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve”

Aunque la crisis sanitaria, en cierta medida redujo los episodios de mayor violencia, hemos visto con preocupación, que, en los últimos días, se han ido incrementando de forma paulatina y lo lamentable, es que aún existen sectores políticos que no son capaces de condenar estas acciones.

Por esto, quizás la pregunta que muchos se han hecho es ¿se usa y abusa de la violencia como herramienta de presión política en nuestro país?.

Si no existe una condena absoluta a estos hechos, quiere decir que se avala o se encubre la violencia como un camino válido, y esto, en una sociedad democrática no tiene espacio ni siquiera para relatividades. O se condena o se avala. 

En efecto, hoy existen espacios en que, si las personas se manifiestan con un símbolo o defendiendo una cierta posición, pueden ser agredidas sin respetar esa libertad que tanto deberíamos cuidar. Y que no se entienda como rechazar las manifestaciones legitimas que todo ciudadano posee, sino que recordar que la libertad individual termina donde empieza la del otro y siempre en el marco de la no violencia.

El no respetar este derecho elemental de toda sociedad democrática y hacer de la violencia el camino para imponer un objetivo político, conlleva a que importantes segmentos de la población se encuentren condenados a no poder expresar sus sentimientos o convicciones por temor a ser agredidos. Contexto propio de los estados totalitarios.

Este problema se ha visto agravado por el silencio y complicidad que muchas veces han mostrado los medios de comunicación, los que no han colaborado a reducir ese clima de amenaza. Otro factor que tampoco ha favorecido es la incapacidad de la justicia de aplicar el máximo rigor de la Ley, lo que ha permitido que destruir salga bastante barato en la mayoría de los casos.

No obstante, este crudo panorama, creo que somos muchos más los que entendemos que el diálogo es el camino para solucionar las diferencias; somos muchos más los que defendemos la libertad sin violencia, como un derecho esencial del ser humano; somos muchos más los que queremos vivir en paz y armonía, respetando las diferencias; somos muchos más los que consideramos que los cambios se generan a través de procesos democráticos como el próximo plebiscito; finalmente, somos muchos más los que creemos que la democracia es el camino, y que debemos protegerla con todas nuestras fuerzas.

El próximo domingo 25 de octubre tenemos la gran posibilidad de manifestarnos democráticamente en las urnas, con nuestro voto, de manera libre y de acuerdo con nuestros ideales de cuál es el camino que creemos correcto para nuestro país. Es en esa urna y en ese voto donde la violencia se derrota, ya que son las convicciones personales e ideales los que predominan y estos jamás podrán imponerse mediante la violencia.

“Al hombre justo y firme en sus convicciones no lo moverán de sus propósitos ni la furia ardorosa de los malvados ni el aspecto amenazador de los tiranos”, Horacio.