OPINIÓN | ¿Responsabilidad social empresarial o humana?

OPINIÓN | ¿Responsabilidad social empresarial o humana?

29 Agosto 2015

¿Tiene real sentido exigirle a un ente, a una figura legal, a un modelo de gestión de recursos, un comportamiento que se traduzca en una actitud de responsabilidad y respeto a la sociedad?.

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La revisión de las noticias no necesariamente nos deja un agradable sabor de boca. Cada vez es más recurrente comprobar cómo algunas organizaciones, burlando todos los controles, son capaces de recurrir a  los más burdos o sofisticados artilugios para torcer el brazo de la ley y salirse con la suya.

Así las cosas, en buen chileno, hecha la ley, hecha la trampa, pero en este contexto es válido y pertinente preguntarse qué pasa con  la “responsabilidad social empresarial”.

Este consabido y no pocas veces socorrido concepto tiene sus orígenes en los años 50 y, en la práctica,  encuentra sus raíces en la filantropía. Pero cuando se hace público el comportamiento de algunas empresas que actúan indiferentes ante el bienestar de la sociedad, resulta bien difícil pensar en siquiera pedirles un comportamiento distinto, porque está asumido que solo buscan acercarse al enriquecimiento, lejos de la filantropía.

¿Tiene real sentido exigirle a un ente,  a una figura legal, a un modelo de gestión de recursos, un comportamiento que se traduzca en una actitud de responsabilidad y respeto a la sociedad?

La respuesta es sí, a todas luces, pero los matices, aunque no lo parezca, pasan por los propios consumidores. Esta suerte de ser inanimado que es la organización empresarial, no es por sí sola  la responsable de la colusión de las farmacias o de los productores de pollos ni menos del financiamiento irregular a la política.

Pero como psicológicamente  necesitamos vaciar la culpabilidad en algo o alguien, la empresa resulta ser el chivo expiatorio perfecto. Es como cuando se alude al “sistema”, como si fuera un ente autónomo, superpoderoso y omnipotente que se gobierna sin mediar acción humana.

Nos hemos rendido ante la sobrenaturaleza que hemos creado, esta sobrenaturaleza representada entre otras cosas por el facilismo, el exitismo y el consumismo, nos obliga lamentablemente a olvidarnos del otro ser humano, del que está al frente y al lado.

Corremos diaria e infatigablemente para alcanzar nuestra cuota de consumo y cuan mascotas amaestradas, terminamos el día felices de haber obtenido nuestra porción de sobrenaturaleza, a merced de haber sacrificado nuestra porción de humanidad.

Osvaldo Segovia Zúñiga

Docente Facultad de Economía

Universidad Central