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Lacrimógenas hechas en Brasil se disparan hoy en Turquía
Lacrimógenas hechas en Brasil se disparan hoy en Turquía
La falta de restricciones a la exportación de armas no letales, el gas, fabricado en Barsil, permitió que la Policía de Turquía lo utilice para la represión de las crecientes protestas contra el gobierno.
Corresponsales ... >
authenticated userPor Por Bruno Fonseca e Natalia
Viana de appublica.org, (traducido porelpuercoespin)
En 2012, cuado
la inscripción “Made in Brazil” estampaba proyectiles de gas lacrimógeno
utilizados contra manifestantes pro-democracia en Bahrein y
había activistas que denunciaban inclusive la muerte de un bebe, supuestamente
víctima del gas brasileño, el Ministerio de Relaciones Exteriores (de Brasil)
anunció que investigaría si había existido alguna irregularidad en la
exportación. Sin embargo, un año después, Itamaraty informa que apenas si
observa el caso, sin conducir investigación alguna o tomar medidas. En una
respuesta indignada, un activista norteamericano-saudita escribió: “Itamaraty debe creer que somos
ingenuos”.
A falta de restricciones a la exportación de armas no letales, el gas, fabricado por la empresa Condor SA, de
Rio de Janeiro, es empleado ahora por la Policía de Turquía en la
represión de las crecientes protestas contra el gobierno de Recep Tayyip
Erdogan, que se extendieron por más de 60 localidades de todo
el país dejando centenares de heridos y unos 2000 detenidos.
Amnistía Internacional confirmó el uso de gas lacrimógeno brasileño durante las
manifestaciones, que se iniciaron después de una protesta pacífica contra la tala de 600 árboles en
la Plaza Taksim en Estambul. La profesora norteamericana
Suzette Grillot, que está en Ankara, fotografió uno de los proyectiles
brasileños utilizados por la policía. “Un miembro de nuestro grupo encontró la cápsula en la noche de
ayer (3 de junio) en Ankara”, relató a Agencia Pública.
El gas lacrimógeno brasileño viene siendo utilizado desde el comienzo de las
protestas, el 31 de mayo, en Estambul. “Aquel día había apenas un pequeño grupo de ambientalistas. La
policía invadió el parque a las cinco de la mañana, cuando el grupo dormía en
tiendas. Los policías quemaron las tiendas y atacaron a los manifestantes con
gas lacrimógeno”, cuenta un participante del movimiento Occupy Gezi, que
prefirió no identificarse por miedo a represalias. “Los policías tendrían que apuntar los
proyectiles de gas hacia arriba, pero apuntan a la gente. Algunos perdieron la
vista por ser alcanzados directamente (por los proyectiles); otros recibieron
los disparos en los brazos y las piernas. Hay centenares de videos mostrando
los efectos del gas: lágrimas, náusea, vómito, dificultades para respirar”.
La oficina de Derechos Humanos
de la ONU pidió a Turquía que condujese
una investigación independiente sobre la conducta de sus fuerzas de seguridad
en relación con las protestas. “Estamos
preocupados por los relatos de uso excesivo de fuerza por agentes de la ley
contra los manifestantes”, dijo una
portavoz del Alto
Comisariado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Cecile Pouilly.
La cápsula fotografiada por la
norteamericana Suzette Grillot y
el resto de un proyectil lacrimógeno de largo alcance (GL 202) fue producido
por Condor, líder en producción de este tipo de arma en América Latina. El
proyectil alcanza a una distancia media de 120 metros y tiene la capacidad de
pasar por encima de obstáculos como muros y barricadas “para desalojar personas y
disolver grupos de infractores de la ley”,
según la descripción del proprio fabricante. Sólo la mala utilización de los
proyectiles, explica Condor en su sitio, puede causar daños serios en la salud
–e incluso la muerte.
Otra foto tomada
por los manifestantes muestra una granada lacrimógena de movimientos aleatorios
(GL 310), también conocida como “bailarina”. Al tocar el suelo, la bomba salta
y se mueve en diversas direcciones, desparramando el gas por un área grande y
evitando, así, que el “blanco” la tire de regreso hacia las fuerzas policiales. El sitio de la empresa
explica que la granada puede generar llamas de fuego en contacto con materiales
inflamables.
Además de los
proyectiles de largo alcance y de la granada “bailarina”, Condor produce sprays
de gas lacrimógeno y de pimienta, bombas de humo, balas de goma y pistolas
eléctricas incapacitantes, conocidas como “taser”. Condor es la única empresa
brasileña que vende estos equipos al gobierno de Turquía, según divulgó su
asesoría de prensa. En
2011, la empresa ya había confirmado la venta de armamento a los países árabes,
aunque negó la venta directa a Bahrein. Entre
sus clientes estaba el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, que envió tropas
de apoyo al gobierno de Bahrein.
En abril de este
año, Condor firmó otro contrato con el gobierno de los Emiratos por valor de
US$ 12 millones a cambio de proveer 600 mil unidades de municiones no letales.
El acuerdo fue anunciado durante la LAAD, la mayor feria de defensa y seguridad
de América Latina, realizada en Riocentro en abril.
Menos de un mes antes del inicio de las
protestas en Turquía, el gobierno brasileño apoyó un encuentro de empresas de
armamentos nacionales con compradores extranjeros en Estambul. Durante la
muestra Internacional de Defensa IDEF 2013, realizada entre el 7 y el 10 de
mayo, la Agencia Brasileña de Promoción de las Exportaciones e Inversiones
(Apex Brasil) y la Asociación Brasileña de las Industrias de Materiales de
Defensa y Seguridad (Abimde) –cuyo vicepresidente, Carlos Frederico Queiroz de
Aguiar, es presidente de Condor– montaron un vistoso stand en el pabellón de
Brasil.
En la parte
correspondiente a Condor, una vitrina exhibía variados proyectiles metálicos,
granadas y latas de sprays coloridas, iguales a los que serían utilizados pocas
semanas después en las calles de ese mismo país. Bajo el nombre de la empresa,
con un cartel rojo, también fueron expuestas la granada “bailarina” y “diversas
soluciones para la defensa” –según la jerga de la industra–, como los 13 tipos de
munición incapacitante de 40 x 46 mm para lanzadores.
Interrogada sobre
el incentivo a Cóndor y otras empresas brasileñas en Turquía, la Apex no
respondió a Agencia Pública hasta el momento de esta publicación. De acuerdo con el periódico
turco Sozcu, el ministro de Comercio Hayati Yazici informó que en los últimos
12 años el país importó 628 toneladas de gas lacrimógeno y spray de pimenta
sobre todo de Brasil y los Estados Unidos. El valor de las importaciones llegó a US$ 21 millones.
En febrero de este
año, la Abimde ya había participado en otra feria de armamento, esta vez en Abu
Dhabi, en los Emiratos Árabes Unidos. Nuevamente, Condor participó del evento
como la única empresa brasileña productora de armas no letales.
Brasil firmó el 3
de junio el Tratado sobre
Comercio de Armas (ATT, en inglés) de la ONU. De acuerdo con el texto, que busca la eliminación del
comercio de armas a genocidas, terroristas y el crimen organizado
internacional, “será regulado el comercio de
armas convencionales, estableciendo criterios para la exportación y trayendo
más transparencia a las transferencias”.
Considerado un gran
avance para un país que evita la transparencia cuando se trata de la venta de
armas brasileñas –el Ministerio
de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior se niega a divulgar números de empresas que exportan
armas, por ejemplo–, el Tratado no tiene definiciones específicas sobre el
comercio de armas no letales.
Los productos de
Condor son vendidos a más de 40 países. Pero mientras la Apex incentiva la
exportación a países como Turquía y los Emiratos Árabes, el uso de esas mismas
armas no letales es cuestionado por la justicia brasileña. En noviembre del año
pasado, la Procuraduría Federal de los Derechos de los Ciudadanos decidió
investigar las consecuencias para la salud del uso de esas armas en el país. A
pedido de la organización
Tortura Nunca Más, de San Pablo, se creó un grupo de trabajo (GT) compuesto por
representantes de los ministerios de Justicia, Defensa y Salud, y de la
Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia de la República, además de las
policías federales, estaduales y de las guardias municipales, para acompañar
los proyectos de ley sobre el tema. Todo
ello porque no existe una norma nacional para limitar conductas y garantizar el
uso adecuado de tales armamentos.
El GT también debe
realizar un estudio comparativo de los programas de entrenamiento policiales y
estudios sobre las consecuencias para la salud de las personas alcanzadas, en
especial por armas que utilizan electroshocks y componentes químicos. “Nuestros
policías están usando este tipo de armas supuestamente no letales de manera
ostensible”, dice Wilson Furtado, de Tortura Nunca Más San Pablo. “La Policía, en lugar de detenar
a una persona, le tira enseguida, alcanzando principalmente a jóvenes que están
protestando”.
El grupo pide una
legislación que discipline y regule los armamentos no letales, definiendo los
tipos de armamentos autorizados y las normas para la compra, el control, el
empleo y el uso, además de mecanismos de información a los ciudadanos.
Las armas no letales
de Condor son ampliamente utilizados por policías en todo el país –y por el
gobierno federal. Programas
federales compran tales armas, por ejemplo, para las UPPs en Rio de Janeiro y
para las fuerzas policiales de 12 Estados involucrados en el programa “Crack,
Es Posible Vencer” –incluyendo pistolas de choque como “tasers” y sprays de
pimienta. Sólo con vistas a los megaeventos –la Copa
de las Confederaciones y la Copa del Mundo de 2014, Brasil ya destinó R$ 49
millones a Condor.
En abril de 2012,
según el Portal de la Transparencia, el gobierno federal gastó R$ 1,5 millónes
en la compra de municiones no letales de Condor para uso del Ejército en la
“garantía de la ley y del orden en los complejos de Alemão y de Penha”. Entre
los ítems adquiridos había 1125 granadas explosivas de luz y sonido (GL 307),
500 granadas multi-impacto pimienta (GM 102) y 500 granadas fumígenas, 29,5 mil
cartuchos de balas goma y 700 granadas lacrimógenas de movimentos aleatorios
(GL -310) –la misma que se utilizó contra los manifestantes en Turquía–.
En junio, el
gobierno compró armamentos a Condor para la seguridad de Rio+20 por un total de
R$ 1.3 millones. Entre ellos, más de 900 sprays de pimienta, 1.3 mil granadas
lacrimógenas triples, 870 granadas explosivas de luz y sonido, y 5 mil
cartuchos calibre 12, con proyectiles de goma.
Aquí, en Agencia Pública, versión
original de este artículo, en portugués.