La otra cara de San Valentín: Historias bizarras de chilenos y chilenas en el Día del Amor

La otra cara de San Valentín: Historias bizarras de chilenos y chilenas en el Día del Amor

14 Febrero 2016

¿Sin compañía en el Día del Amor? ¿Los únicos saludos que recibiste son correos electrónicos con descuentos y mensajes de autosuperación? Tranquilidad, puede que no sea tan malo estar solo en este día y aquí te contamos las razones.

Guillermo Adrianzen >
authenticated user Editor

El 14 de febrero es hace varias décadas la ocasión ideal para celebrar el amor en pareja.

Porque digámoslo, nadie invita a su amigo a una cita en un restaurant de 50 lucas para celebrar la amistad. Eso queda para las parejas, matrimonios y pololos enamorados, o al menos los que acusan estarlo.

Ese ahogante color rojo que caracteriza este día envuelve a muchos tórtolos que aprovechan, como si fuera un desfile solemne, de pasear de la mano con globos de corazones y caras de despreocupación.

Sin embargo, hay quienes alguna vez planearon un panorama para el Día del Amor y las cosas no resultaron del todo bien, o sencillamente, acabaron en relatos que con los años fueron mutando desde la vergüenza a la risa.

El amor que atraviesa todo

"Departamento solo. Se supone que no estaba mi hermana. Nunca llegaba y ese día no debía variar. El tema que después de unas piscolas nos pusimos muy cariñosos. En esos instantes me dice la mina que había 'marea roja', pero como buen pirata uno debe conocer los 7 mares, así fue me embarqué igual.

Estábamos en plena y toca la puerta mi hermana. Yo 'chucha no, qué plancha'. Abrí la puerta y era ella: curada como huasca. Se tiró a dormir y no se dio cuenta que yo estaba acompañado.

Pasado la noche entré al baño con mi mina y fuimos a la ducha, lo que fue un acto erróneo. En un momento pone sus manos y se apoya en una pared (la cual no sabíamos que tenía filtración)  que se desfondó, partiendo por una cerámica y luego la muralla entera.

Con mi cara de vergüenza y viendo como mi compañera se cagaba de la risa, tuve que ponerme a pensar en la posterior reposición de la pared. Fueron 130.000 lucas; la cacha más cara de mi vida". Carlos, 26 años.

Cupido es una mosca

"Una vez en el 2011, con mi ex no tenía nada planeado y con unas lucas ahorradas decidí llevarla a un local de comida muy caro.

Entonces, fuimos a celebrar San Valentín a un restaurant de lujo en Vitacura. La cosa es que le sirvieron su plato y le salió una mosca en una macha a la parmesana.

Claro que yo no tenía absolutamente nada que ver con eso... y fue como que no cachamos qué hacer, solo llamamos al mesero y le expusimos el caso con asombro, y el mismo local respondió una medida compensatoria.

Se asustaron un poco y al final nos regalaron una cena por 50 lucas para los dos. Con la plata ahorrada nos fuimos con la guatita llena a un cinco letras a Providencia y nos cagamos de la risa hasta el otro día." Roberto, 25 años

Ni con disfraz

"Hace como 8 años con el papá de mi hijo estábamos de aniversario dos días antes del 14 de febrero. En ese tiempo él era bartender y llegaba como a las 4 de la madrugada. Le cociné toda la tarde, lo esperé arreglada y disfrazada de diablita pero no llegó.  

La cosa que al otro día -no hubo celebración de aniversario- llegó a las 2 de la tarde diciendo que se había ido con unos amigos a carretear al departamento de una compañera de trabajo, pero me juró que el 14 de febrero celebrábamos como correspondía

Ya resuelta, hice lo mismo para el aniversario, pero cambie el disfraz por uno de gatita sexy. Ese día él tenía pega hasta las 8 y apareció en la casa como a las 10. Lo sentí llegar y en el umbral de la casa lo esperé con velas en la mesa y con otro disfraz que conseguí, esta vez uno de gatita que tenía una cola muy divertida.

La cosa es que apareció con sus amigos, que me vieron prácticamente sin ropa, pero el asunto no terminó ahí. Después me siguió a la habitación y le pregunté qué pasaba, por qué estaba con sus amigos si habíamos quedado de estar los dos solos. Me dijo que tenía un carrete y que se venía solo a cambiar. Discutimos un montón, me enojé, lloré y pasé el San Valentín sola. 

A los diez minutos que se fue, el huevón fresco volvió a pedirme que lo acompañara a echarle bencina al auto porque él no tenía plata. Pensé que era mejor pasarle el dinero para que se fuera con sus amigos, así que lo hice y se fue a carretear. Terminamos a los tres días." Valeria, 29 años.

La cama de plutonio

"Una vez estaba conversando por messenger con una mina que conocí en un carrete, amiga de una amiga. Tenía una delantera increíble y siempre se sacaba unas pintas muy hot, así que obvio que ella llegaba a un carrete y quedábamos todos medios california.

La cosa es que chateando, entre talla y talla salió un "¿Y si nos juntamos a tomar algo? Y sabemos que esa frase nunca falla compadre, a menos que la mina sea abstemia. Me dio su dirección y partí a su casa en Ñuñoa. Llegué haciendo dedo a las micros, porque como joven estudiante tenía poca plata y entre cargar la tarjeta BIP y cargar esas 6 lucas en algo para remojar el galllote la opción era obvia.

Toqué el timbre y me abrió ella, con sus magníficos 'peshos'. En la casa miré el living y se veía todo medio caótico, así que supuse que esta mina reventaba su hogar carreteando todos los días. Puso buen rock de fondo y nos pusimos a conversar de todo, desde qué periodo de Helloween fue mejor hasta por qué Cristián Castro se definía como metalero.

De repente, entre discos y copas, nos empezamos a acercar mucho y de un momento a otro todo se convirtió en una tormenta de chupeteos y agarrones, sin ningún respeto. Había llegado el momento de cerrar el trato así que partimos a la pieza.

En el camino se rompieron unos vasos que pasamos a llevar y botamos una silla o mesa, no me acuerdo, pero tampoco importaba porque estábamos en otra. Nos metimos en su pieza y empezamos a tirar como si no hubiera mañana. Todos los grados de Rumpy pasaron por ahí yo creo. Hice el mejor 'brrrbrrrbrr' de mi vida.

Nos pegamos como cuatro, pero recuerdo que en una esta mina se mueve y se pone hardcore, cuando en un momento crujió la cama. No pescamos. Pero de repente, ella estaba arriba y 'paff': pasamos de largo al suelo. Quedamos los dos en pelota, entre palos rotos y en medio del caos, con el colchón hundido y las sábanas desparramadas.

Días después me enteré que la socia estuvo como un mes durmiendo en el sofá. Pero ya vez, eso es lo que pasa cuando te pones a tomar plutonio; vodka con Kem Extreme y tienes de fondo a Alice Cooper, Wasp y los Misfits." Julio, 28 años.

¿Avergonzada?

"Yo en mi primer 14 que pasé con mi ex la invité a una cita sorpresa. Ella no sabía donde era y llegó formal con tacos y todo, pero la cita era a subir el cerro San Cristóbal. Bueno de ahí, subimos y comimos unos sandwiches de queso con chorizo que preparé yo desde en mi casa.

Mientras almorzábamos habían unos cumas en calzoncillos mojándose con unas botellas de agua. Ella me dijo que si bajabamos y hacíamos otra cosa, así que la invite a tomar helado. Compré una casata y le dije que la fueramos a comer al Santa Lucía. Creo q le dio verguenza y me dijo que se tenia q ir" Jorge, 28 años.

Aunque todos los relatos son verídicos, algunos de los nombres de los protagonistas fueron cambiados previa solicitud de sus mismos relatores. Feliz Día del Amor.