Elogio de Felipe Cubillos: Se fue y nos dejó tanto por hacer…..

Por Bernardita Fernández, Gerente de Asuntos Corporativos de Minera Collahuasi.

Eran pocos días después del 27 de febrero 2010 y en Collahuasi nos preguntábamos cómo poder ayudar.  El ministerio de minería, encabezado en ese entonces por Laurence Golborne, y el de Educación, por Joaquín Lavín, habían convocado a la Gran Minería a ayudar en la reconstrucción de las escuelas que habían quedado en el suelo, en diversas partes del país. 

En Collahuasi, nos preguntamos dónde sería el lugar que más alejado estuviese de la ayuda de la minería, de la ayuda nortina… y surgió Juan Fernández, el archipiélago que primero sufrió el embate del tsunami, ese pueblo de unos mil habitantes en Bahía Cumberland cuyas imágenes nos mostraba la televisión, el Puntito, las familias y…el colegio insular Robinson Crusoe, del que sólo quedaba el piso.

¿Cómo llegar allí? Es en ese momento cuando irrumpió en las oficinas un hombre que era una especie de tromba, apasionado por la vida, por ayudar a sus semejantes. “¿Quieren ayudar?, ¡Hagámoslo!” Era Felipe Cubillos; recuerdo de esa primera reunión la sensibilidad social, la sonrisa franca, las bromas, el espíritu siempre en alto, un celular que no dejaba de sonar (y que nunca era apagado), coordinando el envío de ayuda a Iloca, a mil otras caletas, tocando puertas de muchos empresarios; “Hagámoslo” era su palabra favorita.

Cristián Goldberg, dueño de la empresa que nos había construido recientemente las ampliaciones del campamento de Collahuasi, comenzó a diseñarnos una escuela modular. Y Felipe, comenzó a tocar las puertas de la Armada, la Fuerza Aérea, para coordinar el envío de los módulos, de víveres, de voluntarios, de herramientas y todo lo necesario.  Desafío Levantemos Chile no tenía oficina, ni era una ONG propiamente tal.  Era Felipe Cubillos y sus seguidores, seguidores leales a morir, Sebastián Correa, Keko Yungue, la Peca, la Leonor, Diego, en fin, los nombres de tantos se me escapan….el equipo se constituía cuando Felipe llamaba a reunión.  Donde fuese y a la hora que fuera, siempre presentes.

Y zarpó el buque un día desde Valparaíso y un tiempo después, partimos a Juan Fernández, a colaborar en la construcción.  Pero no sólo era la construcción!  Felipe había reclutado personas para que dispusieran los computadores, otras para preparar las mochilas llenas de cuadernos y lápices de colores para los chicos, muchos jóvenes para acarrear los módulos desde la bahía hacia arriba, por un camino empinado, hasta donde Conaf había cedido un pedazo de su propiedad, para reconstruir la escuela.  Felipe, en todas partes, animando a los cansados, cantando con los habitantes del pueblo, gozando con el platillo de cangrejo dorado, elevando la bandera chilena, siempre con la sonrisa fresca y una palabra cálida para todos.

La reconstrucción de Juan Fernández se convirtió en un símbolo del espíritu luchador de los chilenos. Y llegó el gran día de la inauguración de esa escuela y llegaron aviones y barcos con mucha gente, encabezados por el presidente Piñera y parte de su equipo ministerial. Bahía Cumberland debe haber duplicado o triplicado su población, tanto que muchos debieron dormir en los buques que les trajeron….Cuántas de esas personas se habrán acordado de Juan Fernández, hasta recién ahora, con esta desgracia?

Pero la idea era no terminar allí, muchas gracias y hasta siempre.  La Fundación Educacional Collahuasi comenzó un trabajo apadrinando al Colegio Robinson Crusoe, para lo cual se apoya en la Fundación Chile. Cuatro años de plazo para ayudar a mejorar indicadores de calidad de educación, trabajando con los niños y con los profesores. En abril ya se cumplió un año desde esa inauguración en la que tantos voluntarios anónimos participaron.  Y cada cierto tiempo recibíamos el llamado de Felipe:  ¿Cómo va la escuela? ¿Los indicadores?....

En paralelo, nos comprometimos con Felipe a reconstruir el Liceo Pablo Neruda, de Navidad, en la VI Región. Había tanto por hacer….Y yo sólo estoy contando la parte que le tocó a Collahuasi; otras escuelas, los botes de pesca, la reconstrucción a través de este motor llamado Cubillos.

Felipe no olvidó a Juan Fernández.  Poco tiempo después volvió a tocar nuestra puerta para buscar apoyo en la limpieza del fondo marino de Bahía Cumberland,  que a pesar del esfuerzo de buzos y pescadores isleños y de lo que hizo la Fundación Oceana, seguía aún lleno de escombros y todo lo que el mar le robó al pueblo. Y más adelante, la ayuda para construir locales comerciales para emprendedores del pueblo:  artesanos, pescadores, todo lo necesario para impulsar el turismo de Juan Fernández…Estos locales los inauguramos junto a Sercotec y a Desafío Levantemos Chile ahora a comienzos de julio….

En este momento, Collahuasi sabe que tiene por delante compromisos para mejorar el colegio, seguir limpiando el fondo marino y remozar la posta del pueblo.  Creemos que la obra de Felipe seguirá con más fuerza.  Hoy estuve en la nueva (o más bien la primera) sede de Desafío Levantemos Chile. 

Una moderna sede emplazada en un terreno que les cedió la Municipalidad de Las Condes en el club de tenis de Camino El Alba, en Los Dominicos.  Llena de jóvenes martillando, pintando, contestando los miles de correos electrónicos que llegan por Felipe y su equipo.  Tomamos conciencia del legado que dejó este hombre a Chile, un líder al que no le importaban los obstáculos, ya que siempre había una manera de sortearlos.  Un personaje que tuvo una mirada empresarial distinta, que supo trabajar en equipo, siempre en forma transversal. 

He leído su última columna, la del Felipe Cubillos indignado, y también sus palabras sobre el mar –su gran pasión , la que se lo llevó consigo- y comparto sus palabras. Ojalá su desaparición nos convoque a conversar sobre un Chile mejor en el que todos tengamos un espacio.