Fue una marcha masiva como todas las recientes grandes movilizaciones ciudadanas por temas educacionales o ambientales. Sin embargo, algo la diferencia, y es que acá no se luchaba por medidas inconsultas o políticas neoliberales nuevas, sino que acá se abre futuro, se posibilita la apertura hacia nuevos derechos que no han sido respetados por años en Chile hacia una gran cantidad de población.

Y es que las así llamadas “minorías sexuales” han sido discriminadas y marginadas por el Estado, y también por una buena parte de la sociedad, por años, décadas, siglos.

No hace muchos años estaba penado por ley este tipo de relaciones afectivas entre personas de un mismo sexo, y aún hoy, tras más de 10 años de siesta en el congreso, no se aprueba una ley que proteja a la gente contra la discriminación en todos sus sentidos.

Muchas han sido las organizaciones que se la han jugado por el respeto y la diversidad: desde el MUMS hasta el MOVILH, pasando por la querida Fundación Laura Rodríguez, quien en una labor incansable y proyectando la herencia de quien fuera diputada humanista, han fomentado la noción de “Iguales derechos con los mismos nombres para todos los seres humanos”, mismo concepto que repetimos en la marcha, con nuestras banderas Humanistas, junto a más de 60.000 espíritus libres, alegres y no violentos, que marchaban y cantaban por un Chile nuevo, con Democracia Real, sin Saqueo ambiental, con todos los Derechos Humanos respetados, sin violencia, sin discriminación y que se la juegue por una gran meta: tener aprobado el Matrimonio Igualitario en Chile, tal como lo hicieron los hermanos argentinos.

Eso sería un gran logro para los humanistas, para las organizaciones, para el mundo de la diversidad sexual y en general para todo nuestro país y sus habitantes, quienes daríamos un paso de evolución profundamente humano tan necesario en estos tiempos de violencia e inhumanidad ejercidas por este sistema en el mundo entero.

Ya no hay vuelta atrás…

Danilo Monteverde

Presidente Partido Humanista chileno