Opinión: Regiones Limpias, armónicas y con proyección social

Opinión: Regiones Limpias, armónicas y con proyección social

13 Julio 2014

Queremos proyectarnos con eficiencia y sustentabilidad a la hora de construir modelos de desarrollo, que necesariamente deben tener la capacidad de introducir las regiones como protagonistas y decidores de su propio futuro y no como simples comparsas.

Andrés Gillmore... >
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El mundo regional ha tenido la capacidad desde hace un tiempo a tras, de saber valorarse como corresponde ente el centralismo que históricamente ha usufructuado de sus riquezas naturales sin tomar en cuenta sus comunidades, llegándose a cometer atrocidades tales como sustentar el concepto de regiones sacrificables, sin entender la trascendencia que representan las regiones para el desarrollo del país como un todo. Queremos proyectarnos con eficiencia y sustentabilidad a la hora de construir modelos de desarrollo, que necesariamente deben tener la capacidad de introducir las regiones como protagonistas y decidores de su propio futuro y no como simples comparsas.

La sociedad urbana se ha estado deshaciendo en si misma en el último tiempo, por lo que significa crecer sin un modelo adecuado de sustentación, haciendo que cada día se haga más compleja su subsistencia y su proyección social. En el proceso se han modificado comportamientos sociales, transformando el uso del tiempo y las formas de movilidad social y de comunicación a niveles que hasta hace algunos años no creíamos que fuera posible, haciendo que la vida en los grandes centros urbanos sean altamente complejas y destructivas para el alma humana, produciendo un proceso de cambio estructural de la conciencia, entendiéndose finalmente que las regiones deben tener ante todo una relación más armónica con los grandes centros urbanos.

Hoy entendemos la prioridad que se merece el mundo regional en el modelo de sustentación económica y su trascendencia ante lo vital que representa su interacción para mejorar la calidad de vida de los grandes centros urbanos y que si no tenemos la capacidad de ver más allá de lo que significan las grandes centro urbanos y como se relacionan con el mundo regional por la interdependencia natural de estas dos realidades, el futuro se nos puede complicar y puede transformarse en una realidad transmutante difícil de sobre llevar para las futuras generaciones.

El capital regional medio ambiental esta directamente ligado con la sustentabilidad como pre-condición fundamental para lograr el desarrollo adecuado de las regiones. Crear un capital social fijo sin el debido sustento medio ambiental y además sin reconocer el capital cultural regional y su diversidad, es una aberración que no podemos considerar, porque es el elemento esencial para la sustentabilidad de los territorios y la posibilidad de mejorar el bien general.

En la teoría general de los ecosistemas, un ambiente es en sí mismo una representación de una serie de factores externos que actúan y determinan su existencia, de acuerdo con los parámetros creados y dispuestos para su uso. Es lo que se podría decir como un súper conjunto en el cual el propio sistema genera un gran subconjunto de variables físicas, sociales, culturales y ambientales. Si no sabemos dictaminar esas variables con objetivos sustentables, invariablemente destruimos la proyección de lo que hacemos y dejamos de tener viabilidad.

El medio ambiente ha sufrido cambios notables en las últimas décadas, pero dada la realidad actual y el sobreseimiento al cual estamos acostumbrados, al parecer ya nada nos sorprende y aceptamos naturalmente la destrucción de nuestro entorno y simplistamente entendemos por la falta de una información adecuada que ya es demasiado tarde y que nada se puede hacer ante una realidad que es irreversible. Pero nada no es  tan así y nunca es demasiado tarde y de acuerdo con esa realidad tan contradictoria, debemos entender que es posible salvar aun los territorios que tienen la suerte de contar aun con un medio ambiente limpio. Su cuidado representa en si mismo una oportunidad única de contar con un capital de desarrollo de excepción, que debemos saber utilizar para el beneficio de todos y no solo de algunos como suele suceder en estos casos.

Lo esencial para las regiones es lograr que un medio ambiente sano, permita un futuro digno y una proyección más humana en todas las actividades que se desarrollan en los diferentes territorios regionales. La ciudadanía ha sabido tomar consciencia de sus derechos medio ambientales y ha entendido que la justicia ambiental es tan trascendente e importante como la justicia social. El inmediatismo económico y productivo del modelo que nos han impuesto, ha permitido una negativa transformación que nos ha debilitado enormemente al traspasar nuestros recursos naturales a empresas transnacionales extranjeras, perdiéndose ante este debilitamiento del modelo, toda perspectiva posible de desarrollarnos con sustentación y la esperanza de lograr un futuro medio ambiental mejor y con proyección. Mientras los derechos de agua, minerales y el mar que tranquilo nos baña no vuelvan a ser parte del Estado de Chile y por ende de todos los chilenos para hacer un uso responsable de ellos, no podremos lograr la lógica interacción del hombre social con la naturaleza total.

Existe una relación entre el capital ambiental, el fijo, cultural y el social que debemos saber considerar y respetar; el ambiental es la base, la pre-condición mínima del cultural y el social. El fijo es generado por la interacción de los dos más los recursos naturales y el cultural decidirá cómo usamos el ambiental para crear el fijo, que por lo de más no es neutral ante la realidad de los valores y de las tecnologías que desarrollamos para su uso, de ahí su importancia.

Los seres humanos debemos tener un lugar de preponderancia en el formato de desarrollo cuando utilizamos la variable ambiental y que un buen manejo no significa no tocar y simplemente preservar; si hacer un buen uso de los recursos, donde lo natural sirve al hombre con armonía y sustentabilidad. Bajo ese concepto debemos tener la capacidad de comprender nuestra propia esencia y que nuestra verdadera proyección dependen de como manejemos nuestro entorno y las funciones del capital ambiental ante la retroalimentación natural de la misma sociedad, sin permitir el uso indiscriminado de los recursos naturales en forma cotidiana y especifica, viabilizando los proceso integrados de los recursos humanos en armonía con los ecosistemas, de manera que la combinación de patrones a través de la propia autorregulación, reconozcan el capital ambiental como un medio para lograr un desarrollo eficaz y consecuente, al delinear una “matriz de desarrollo regional” que vaya de acuerdo con las características propias de cada región.

 

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