Opinión: “No sea impertinente”

17 Diciembre 2014

Demasiado acostumbrados a un periodismo dócil y genuflexo, los políticos no quieren a una prensa que haga preguntas fuera del libreto que ellos han preestablecido en una dudosa relación con los dueños de los medios de comunicación, los editores o el avisaje.

Vivian Lavin Almázan >
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¿Quién ha tenido la tupé de preguntarle al ex candidato presidencial y también a senador de la República si recibió dinero del Banco Penta? ¿Quién osa a “molestar de palabra”, como define la RAE, para que el imprecado tilde al cuestionador de impertinente?

La pregunta surgió de un periodista y se le formuló a Laurence Golborne, el alto ejecutivo del retail que devino en ministro, luego en frustrado candidato presidencial y, finalmente, en un feble proyecto político derrotado en las urnas senatoriales. El tema sobre el que fue requerido fueron los 400 millones de pesos que habría recibido para sus gastos electorales por parte del Banco Penta, según habría expresado su propio dueño.

La pertinencia de una pregunta tiene que ver con si ésta relaciona o no con la materia o la persona en cuestión. Ambas cosas, tanto la materia, como son los gastos electorales, y la persona, como es el beneficiario, se relacionan directamente con Golborne. Sin embargo, el ex ejecutivo en lugar de responderla optó por espetar al interrogador con una frase que suele usarse en nuestro país para señalarle a alguien que está haciendo algo impropio, incluso, rozando en la mala educación. Como si la tarea de los periodistas fuera la de agradar o de ser meros porta micrófonos a través de los cuales los señores empresarios o políticos de turno pueden expresar lo que se les antoja en el momento que deseen.

Demasiado acostumbrados a un periodismo dócil y genuflexo, los políticos chilenos no quieren a una prensa que haga preguntas fuera del libreto que ellos han preestablecido a través de una dudosa relación con los dueños de los medios de comunicación, los editores o el avisaje. Demasiado acostumbrados a pasearse orondos por las pantallas de la televisión o por las páginas de los diarios sin que se les pregunte por las materias que se relacionan con su probidad moral.

Y no es que este señor, esté demandando para sí lo que se acostumbra a dar a los demás, como una cuestión de simple justicia o de habitual convivencia, porque la cultura que impera en el Chile de hoy, es la del maltrato. Una manera de la que el mismo Golborne hizo gala como gerente general de los supermercados Jumbo, imponiendo nuevas cláusulas de cobros por uso de las tarjetas sin consultar a los clientes previamente. Como también, a mi parecer, es haber colocado el dinero que puedo haber ganado de manera digna pero en una proporción infinitamente superior a la de muchos otros chilenos que se esfuerzan tanto como él, a engordar en paraísos fiscales, antes de hacerlo en su propio país, generando más riqueza, dando trabajo a los que lo necesitan, siendo un agente de cambio o simplemente, prefiriendo a la banca nacional.

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