La región de Tarapacá necesita volver a creer en sí misma

14 Octubre 2020

Hay una serie de demandas latentes en todo el país, muchas de ellas de manifiesto desde octubre del 2019, y es hora de colocarlas en la primera línea de trabajo.

Jose Miguel Carvajal >
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Cuando andaba en las calles de Huara hace 30 años, nunca imaginé que iba a llegar un día a escribirles, para contarles que soy candidato para asumir la primera Gobernación Regional de Tarapacá, siendo el más joven, con experiencia pública, profesional, con ganas e ideas de transformar y hacer historia.

¿En qué pienso?, En que Tarapacá necesita ser dueño de su destino. En que es urgente transformar nuesra región. En que no podemos seguir esperando que las soluciones vengan desde las instituciones que residen en la capital. Somos los tarapaqueños los que debemos gobernarnos. Sólo nosotros sabemos cuáles son nuestras prioridades y necesidades, y por tanto, sabemos dónde, cómo y cuándo invertir sus recursos y cómo distribuir el trabajo. Debemos defender los intereses regionales por sobre cualquier otra consideración.

Hay una serie de demandas latentes en todo el país, muchas de ellas de manifiesto desde octubre del 2019, y es hora de colocarlas en la primera línea de trabajo.

De esas calles aprendí mucho sobre temas que han sido muy importantes en mi movida existencia. Aprendí lo que es el esfuerzo, el trabajo, el estudio para prepararse y poder entregar lo mejor de uno a nuestra gente. Que la sencillez de la vida, del saludo, del abrazo, del escuchar y poder conversar con cualquiera sin importar el rango o el título. Aprendí que el trabajo en conjunto, en el que todos participan, cada uno con lo suyo, es la llave para lograr grandes cosas. También que el esfuerzo de los hijos del Tamarugal debe ser gozado por esos mismos hijos y por personas que viven muy lejos de aquí en otras realidades. Aprendí, en esas polvorientas calles de Huara que la Justicia Social es una obligación en nuestras vidas y que buscar las mejores condiciones de vida que aseguren una dignidad real y no simbólica para nuestra gente, sería el norte en mi vida.

Estos ocho años de trabajo en el gobierno regional me han dado la oportunidad de conocer a las personas, los pueblos y las ciudades de la región y, sobre todo, saber de primera voz cúales son los temas prioritarios en vivienda, salud, educación, empleo, seguridad, infraestructura e imigración. Conozco en profundidad los problemas de la región, que las soluciones son urgentes y que la transformación sólo es posible con una verdadera participación ciudadana en el diseño y la puesta en marcha de los programas y planes regionales. Este es el nuevo liderazgo: una manera de gobernar cuya prioridad son las personas, especialmente los más pobres y necesitados de la región.

Pienso en que todos los habitantes de la región, podemos forjar un gran movimiento cuyo objetivo principal sea desarrollar, transformar y construir una Tarapacá digna, porque esta tarea es urgente y nos empuja a buscar los espacios para lograr esta anhelada transformación de la que sentirnos orgullosos, una Tarapacá que crezca en su agricultura y sus tradiciones, que su cultura permanezca, crezca, y sea conocida fuera de laregión, en sus industrias y en sus mineras, en su comercio y en sus relaciones internacionales, una Tarapacá que tenga salud y educación de calidad para sus hijos, donde toos juntos veamos cómo GANA TARAPACÁ.

Por eso que el primera paso en esta gran batalla por recuperar nuestra dignidad, humanidad, nuestra calidad de vida y orgullo de ser hijos de Tarapacá, será este 25 de octubre, en el plebiscito por una nueva constitución. Votaremos Apruebo y Convención Constituyente. Ese será el primer paso en nuestro camino para recuperar definitivamente nuestra región.