Tanto historiadores como académicos me van a matar si es que leen esta columna. Sin embargo, en la difícil labor de historiar uno se encuentra con ciertas anécdotas y rumores que hacen más sabrosa la tarea. Hoy, quisiera reflotar un tema que siempre ha dado vueltas en el aire comentándose como un secreto a voces más allá de los círculos políticos: ¿Es Ricardo Lagos hijo de Arturo Alessandri? Hagamos un poco de farándula histórica chiquillos.

  ¿Se acuerdan del cahuín de hace tiempo atrás con Don Francisco y su supuesto hijo, el que al final no pudo demostrar nada a pesar de que todos decíamos “sí, se parece”? Bueno, en este caso suceden cosas similares. Andan, en el aire, dos teorías que pueden explicar lo que les planteo. Cabe señalar que aquí no hay bibliografía ni datos concretos, sólo rumores que dan vueltas en alguna que otra conversación y en un par de blogs que dicen lo mismo. Juguemos, antes que todo, a los “igualitos”. Busque una foto de Arturo Alessandri Palma y otra de Ricardo Lagos Escobar y vea si tienen un parecido físico.

  Pues bien, ahora sí le cuento. Dice el mito que la señora Emma, que en paz descanse, tenía el carácter medio complicado y a los 30 ya la había “dejado el tren” (sic). Un pariente de ella (dicen que era el tío) estaba metido en política y le hacía los discursos al “León”, y por medio de él se habrían conocido. Cuento corto: termina embarazada. Desaparece un buen tiempo de la nada y vuelve, desde el campo, casada con un señor cincuenta años mayor que él. A los pocos años muere y nadie se acuerda de él y, como cuenta la historia, la madre criaría a Ricardo Froilán decidida a que sea Presidente.

  La otra historia cuenta que sería hijo de la señora Emma con Fernando Alessandri Rodríguez, hijo del “León” y hermano de Jorge Alessandri Rodríguez, Presidente entre 1958 y 1964. Es decir, no sería hijo sino que nieto de don Arturo. La madre de Lagos habría trabajado en el Estudio Jurídico de don Fernando más o menos cuando ella tenía cuarenta años. Queda embarazada y la mandan al campo “a mejorarse”. Vuelve a la ciudad casada con un hombre muy mayor y de mala salud, que muere a los pocos años. Los Alessandri, dicho sea de paso, poseen larga vida: don Arturo murió a los 82 años, don Fernando a los 85, don Jorge a los 90.

  La elocuencia, la inteligencia y sagacidad, la oratoria brillante son características que nadie puede desconocer de Ricardo Lagos Escobar, el tercer presidente de la Concertación. Sin embargo, tras ese respeto presidencialista que impone sólo con la presencia se esconde una historia que lo hace parecerse mucho a Arturo Alessandri más allá de que tengan estilos de hacer política muy parecidos.

Siempre ha quedado la duda de si Lagos es o no hijo de Alessandri: es tarea de los historiadores dilucidar esta nebulosa que siempre ha dado vueltas en el aire. Insisto: aquí no hay fuentes fidedignas ni bibliografía al respecto, sino que conversaciones y secretos a voces. Aunque esta columna está elaborada con todo el respeto que se merece una de las figuras más importantes de la política chilena de los últimos treinta años creo que sería bueno que aclarara este recoveco de la historia pues la última palabra corresponde al aludido.

La gente esperará paciente su respuesta, don Ricardo.