El fin de la demagogía

El fin de la demagogía

30 Enero 2013

Ese hecho claramente no lo tuvo presente la diputada Marta Isasi. Hay dos hechos que pueden explicar ese aprovechamiento político ante la ministra del trabajo, Evelyn Matthei : su mal desempeño parlamentario y las próxima elecciones parlamentarias que ya se avecinan.

Jaime Peña >
authenticated user Corresponsal

Las necesidades y el estado de desesperación por la que atraviean ex-profesores de la Universidad del Mar no debiera ser nunca motivo de aprovechamiento político bajo ninguna circunstancia.

Ese hecho claramente no lo tuvo presente la diputada Marta Isasi. Hay dos hechos que pueden explicar ese aprovechamiento político ante la ministra del trabajo, Evelyn Matthei : su mal desempeño parlamentario y las próxima elecciones parlamentarias que ya se avecinan. Ella sabe bien que el panorama que se le avecina es negro.

Durante el bochornoso episodio que protagonizó ayer mezcló peras con manzanas. Culpó a la minsitra de una votación que se dió al interior de una comisión de la Cámara de diputados, relacionada con reducir la tasa de interés de los créditos universitarios. Cuando se produjo esa votación, hace rato que Matthei ya era ministra del trabajo.

El tema central de la reunión de ayer era conocer en detalle la crítica situación por la que atraviesan los trabajadores de ese ex-plantel universitario. A esa altura de la discusión con la ministra  a Marta Isasi le dio lo mismo ese problema. Para ella era más importante ganar cámara y prensa.

Lo que olvida la parlamentaria es que se puede ganar cámara para obtener una valoración positiva de la comunidad o precisamente para lo contrario. Creo que fue precisamente esto último lo que aconteció.

"Yo defiendo los intereses de mi gente", fue una de las frases "célebres" de Isasi. Tan célebre como degastada y demagógica. 

Como experto en el tema de las redes sociales, creo que uno de los aspectos más positivos que se derivan de estas es la posibilidad de conectra mentes en forma instantánea, intercambiar puntos de vista e informarse los unos a los otros.

Y esa posibilidad de conectar es la que va  a cavar la tumba de los demagogos, de aquellos que se sienten llamados a adoptar actitudes megalómanas, a aquellos o aquellas que dicen haber sentido el llamado de los dioses para salvar a la humanidad de Iquique.  Esos caudillismos - no liderazgos que es algo muy diferente- ya tienen sus horas contadas.