En el Chile actual, gracias al sistema binominal, cerca del 70% de los parlamentarios van a la reelección el próximo 17 de noviembre, intentando que el 30% restante entre de forma “blindada” a la cámara, en otras palabras, nuevas generaciones de “recambio” previamente aceptadas por la élites políticas y partidarias que son las encargadas de asignar los “cupos seguros”. Por ello, Chile es el país con el mayor índice de reelección en América Latina a diferencia de Costa Rica, que por ley sólo pueden postular a un periodo[1].  

El binominalismo no es sólo un mecanismo electorales perverso, que impide que las dos primeras mayorías sean electas distorsionando así la voluntad popular, sino también, se ha transformado en una “cultura política”, es decir, en la forma en que se entiende y se asume el juego electoral, como si este fuera obra de la naturaleza, llegando incluso a que algunos candidatos de los movimientos sociales tengan que contradecirse para acceder a estos cupos “blindados”.

En este contexto, es difícil esperar que el próximo parlamento realicé los cambios que Chile necesita, como por ejemplo terminar con el propio binominalismo, pues constituye un verdadero “sello de garantía” que asegura la posterior reelección, o bien, la posibilidad de heredar estos “cupos seguros” a algún miembro de la “familia política”, ya sea de izquierda o derecha.

Así la política seguirá siendo una actividad concentrada en unas cuantas familias, apellidos y castas, impidiendo que exista un verdadero recambio y con ello que nuevas generaciones maduren políticamente para asumir representaciones sin tener que renunciar a sus ideales.

Después de ver cómo las elecciones parlamentarias se pre-cocinan antes de que los ciudadanos marquen su opción la papeleta, los progresistas de Tarapacá hemos tomado la decisión de presentar una alternativa al duopolio, apostando por el camino independiente a los grandes bloques políticos, desde la convicción de que es un “imperativo ético” terminar con el binominalismo, como forma de acceder al parlamento y como condición para sanear la democracia.

A diferencia de las elecciones municipales del año recién pasado, el escenario está más abierto de lo que se piensa, siendo los siguientes tres meses una oportunidad para compartir y mejorar nuestras propuestas de cambio, porque Chile y Tarapacá necesitan de la “otra política”, aquella basada en las mayorías, en la soberanía y en la participación.

Vamos por un verdadero ReCambio

Cristian Jamett

Diputado por Tarapacá