Matemáticas para todas/os

29 Septiembre 2020

El conocimiento matemático, ha acompañado al hombre durante toda su historia y desarrollo tecnológico, pero… ¿qué pasa con las mujeres?.

Andrés Rojas Ramos >
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A inicios del siglo IV, en Alejandría, vivió una de las mujeres más brillantes de las que se tenga conocimiento: Hipatia de Alejandría, quien aportó enormemente en filosofía, política, ciencias y matemática, sin embargo, fue precisamente esto lo que motivó en cierta medida a sus contemporáneos varones a atacarla cobardemente mientras viajaba en su carruaje, siendo, desnudada, asesinada y descuartizada. Acusada de bruja y agitadora política, se intentó borrar de la historia su legado, sin embargo, este perdura hasta hoy y difícilmente se olvide.

El asesinato a Hipatia nos da luces de la relación que se ha establecido entre la mujer y las matemáticas desde inicios de nuestra historia, la que lamentablemente perdura hasta el día de hoy, atravesando casos como los de la brillante matemática Sophie Germain, quien en 1794 en París tuvo que usar el nombre de Monsieur Le Blanc para mantener correspondencia con matemáticos de su época, incluso, recientemente se han encontrado cartas de Mileva Máric (primera esposa de Einstein), donde queda en evidencia su aporte contundente a la Teoría de la Relatividad que tanta fama otorgó al científico y en donde Mileva habla de “nuestro trabajo”, es decir, estaríamos hablando de omisión intelectual por parte de Albert hacia su esposa en pleno siglo XX.

La ingrata relación entre mujeres y matemáticas ha sido condicionada por efectos del machismo y aunque hoy, gracias a los movimientos de reivindicación feminista, no hay barreras institucionales para que ellas estudien e investiguen en esta ciencia, si las hay en los estereotipos de género presentes en la sociedad chilena, que lamentablemente tienen efectos nefastos sobre niñas y adolescentes que se traducen en merma de capital humano en esta área.

En pruebas estandarizadas como el Simce, PSU, PISA, entre otras, la brecha de género en matemáticas es una constante y si bien, hay varios estudios que lo advierten, lo cierto es que la brecha no ha disminuido lo suficiente y al parecer se sabe del problema, pero no se da con la solución a este. Y , ¿Cómo afecta esto a las mujeres?, la brecha de género en matemáticas implica en primer lugar el no obtener los beneficios de las matemáticas, como la creatividad para resolver problemas, la plasticidad mental, la capacidad de leer información estadística, de argumentar, etc…, lo que condiciona a escoger carreras que no contengan matemáticas en su programa curricular por un profundo miedo a la asignatura, miedo que surge de frases como: las mujeres no son buenas en matemáticas, o acciones de profesores al escoger inconscientemente a más hombres que mujeres para participar de las clases.

Las expectativas de aprendizaje que tengamos sobre nuestras hijas y estudiantes en matemática, son entonces en gran medida las responsables del éxito o acercamiento que puedan tener con esta ciencia, es por ello que debemos ser capaces de instalar acciones en las comunidades educativas y las familias, que eliminen los estereotipos de género. Por ejemplo, citar a mujeres matemáticas durante las clases de la asignatura, pedir la participación de tanto hombres como mujeres en ejercicios de la misma complejidad, contar la historia de las mujeres matemáticas del pasado y sus dificultades para poder estudiar e investigar en esta ciencia, entre otra.

Es, en concreto, nuestra responsabilidad como educadores/as, padres y madres, actuar y ser conscientes de no reproducir los estereotipos de género, para que en el futuro nadie intente huir de una ciencia que tanto ha dado a nuestra sociedad en su conjunto.