Durante estos días estamos celebrando nuestras Fiestas Patrias, de una forma u otra nos mantenemos firmes y avanzamos contra la adversidad que nos presenta el COVI-19, la crisis política y social, y ahora la crisis económica como un derivado del manejo de la pandemia.

Me parece interesante de alguna manera hacer un paralelo con las fechas y el cómo partió todo esto, o sea la emancipación de Chile.

En septiembre de 1810 al igual que ahora, se vivían tiempos inciertos en el Reino de Chile, el Rey de España había sido capturado y en Chile existía un descontento generalizado de muchos sectores sobre cómo se administraba y funcionaba Chile. Al igual que hoy varios sectores de la época se articulaban tratando de encausar las cosas con objeto de encontrar una solución que permitiera avanzar y mejorar. Gran desafío por supuestos, ya que como primera cosa todo cambio produce de manera natural resistencia en las personas, pues la gente siente incertidumbre, al estar tanto tiempo bajo un mismo sistema. A lo anterior se suma la dificultad de sumar voluntades, articular fuerzas y generar una conducción adecuada que permita que todo el proceso llegue a buen puerto.

En septiembre de 1810 un grupo de Chilenos audaces y valientes se atrevió y aprovechando la oportunidad de que el Rey estaba debilitado se auto convoco y sesiono el 18 de Septiembre de 1810, conformando la Primera Junta de Gobierno. Días después José Miguel de la Carrera y Verdugo grita “Independencia” y el incipiente fuego encendido ya es una llamarada que corre por todo Chile. O´Higgins avanza desde Concepción y el proceso de emancipación, libertad y auto gobierno no se detiene. Por supuesto esto no fue fácil, se tuvieron que enfrentar un mar de dificultades, retrocesos y avances e incertidumbre. Los principales hombres y mujeres vinculados al proceso independentista pusieron su patrimonio a disposición de la causa común y quién no tenía nada puso su vida en riesgo para lograr el auto gobierno.

El 12 de febrero de 1818 Chile ya es independiente, libre y soberano. Gracias al esfuerzo y sacrificio colectivo se logra el objetivo. Grandes cambios ya se habían producido y las mejoras se implementaban una tras otra, la calidad de vida mejoraba y el destino de Chile quedaba en mano de sus hombres y mujeres.

210 años después está fecha y el momento histórico que vivimos, nos llama a reflexionar individual y colectivamente. Los recuerdos de los esfuerzos pasados nos invitan a preguntarnos, ¿Qué tan libres e independientes somos?; nos llama a preguntarnos ¿nos autogobernamos? o todo el esfuerzo y sacrificio que celebramos solo quedo capturado por un sistema que nos trata como consumidores y no como personas. Si a quienes le hemos dado el privilegio de administrar el patrimonio de la nación y conducir su destino, nos tratan con respecto y como los dueños que somos de está Republica, o más bien como si fuéramos sus súbditos.

Estas necesarias preguntas se alinean con el momento que viviremos en unas semanas más, en donde con el poder que nos da el voto, podremos elegir como evolucionara Chile, y si bien nos pueden envolver las mismas dudas e incertidumbres que envolvían a los Chilenos y Chilenas en 1810, tengo fe en Chile y en su gente, y sé que juntos encontraremos la manera de avanzar con inteligencia para construir una patria más justa y mejor.