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Precarización laboral docente

18 Agosto 2020
Dejaré en evidencia varios hechos y circunstancias que hoy en día nos aquejan como actores principales y sostenedores de la emocionalidad y necesidad de muchas familias de nuestro país (y las propias, no obviar), desde la vereda del frente, desde quienes luchamos desde la trinchera de la Educación.
Pilar Campos Jiménez >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Invitado

Estos días han sido esenciales para la reestructuración política de nuestro país. Por primera vez en cinco meses el gobierno se atreve a tomar medidas a favor de las ciudadanas y ciudadanos, pues la crisis social y económica que manteníamos desde el 18.10.19 se agudizó por la pandemia mundial y esto “nos ha mostrado la peor cara del neoliberalismo” (no lo digo yo, lo dice Chile entero). Esta vez, el gobierno dio su brazo a torcer y accedió a promulgar la reforma constitucional que permitió el retiro excepcional del 10% de las AFP, sin embargo, poco se habla respecto a Educación y de la labor docente a semanas del retorno a clases. Esto deja en evidencia las nulas instancias de diálogo ejercidas desde el Ministerio de Educación con los distintos organismos sociales, gremios, sindicatos y colectivas formadas por profesoras y docentes de nuestro país. Es por ello que en esta columna dejaré en evidencia varios hechos y circunstancias que hoy en día nos aquejan como actores principales y sostenedores de la emocionalidad y necesidad de muchas familias de nuestro país (y las propias, no obviar), desde la vereda del frente, desde quienes luchamos desde la trinchera de la Educación.

En primer lugar, me quiero referir a las medidas que apuntan a un desconfinamiento progresivo, donde en el paso 4 de apertura inicial, indica que ya habrán “Colegios con clases presenciales, de acuerdo a la planificación del Ministerio de Educación y condicionado a la situación sanitaria.”  El Ministro de Educación, Raúl Figueroa en su entrevista en Mesa Central en Canal 13 el pasado 10 de agosto, alude a que cada establecimiento educacional debe asegurar la vuelta a clases según tres condiciones: Seguridad, es decir, garantizar condiciones sanitarias para el retorno; gradualidad, lo cual apunta a establecer protocolos internos para el ingreso paulatino de estudiantes y; finalmente, la no obligatoriedad de asistir al establecimiento educacional, es decir, es voluntario. No obstante, esto no deja más que entrever que el gobierno nuevamente deja fuera de la discusión a los agentes más importantes en educación, las profesoras y profesores en conjunto con sus estudiantes secundarios, que han sido la generación que ha hecho valer su opinión e incidencia a nivel social de manera histórica.  En función de esto es que como gremio, nos vemos nuevamente pasados a llevar en cuanto a nuestras condiciones laborales y de salud, pues no nos garantizan condiciones dignas del retorno a clases.

Por otra parte, durante estos meses de adaptación al sistema escolar virtual ha generado un alto nivel de estrés al profesorado, pues nos hemos visto sometidos durante la pandemia, llevando a cabo un sistema de clases remotas que a más de alguno le tiene con trastornos de sueño, ansiedad y dolores articulares producto de horas sentados detrás de un computador, ya sea en clases, reuniones de apoderados, consejos de profesores o capacitaciones para mejorar nuestra labor didáctica en el “aula virtual”. Por consiguiente, tuvimos el llamado a “receso pedagógico” donde gran parte de los establecimientos particulares subvencionados y particulares, dieron su propia interpretación obedeciendo la mencionada planificación anual del MINEDUC y gestionado algo totalmente distinto, una “pausa pedagógica” con el fin de monitorear resultados obtenidos a través de esta modalidad de clases remotas. ¿Qué descanso se está efectuando? ¿Qué pretende el ministerio con esta medida? Efectivamente, hay un desconocimiento de la realidad social y económica de cada contexto educacional, el cual es ampliamente diverso.

A esta situación se suma que el Ministro Figueroa sigue asumiendo que los y las docentes de este país estamos “cómodas” en nuestras casas. Incluso, osa referirse a la “deuda” que tenemos con el paro docente efectuado el año 2019, lo cual no deja más que demostrado el desconocimiento que tienen como Ministerio de la realidad del profesorado del país, pues nuestra labor es autogestionada y ha sido siempre en pos de exigir una educación que asegure la calidad del aprendizaje de todos los estudiantes, donde dejen de existir las desigualdades impuestas por este sistema educacional que no hace más que  reproducir la brecha social.

Las profesoras y profesores de este país jamás hemos sido escuchados durante el periodo presidencial del gobierno de turno. Aún no podemos olvidar el menoscabo y menosprecio ejercido desde la anterior Ministra de Educación, la Sra. Marcela Cubillos, quien nos trató de patipelados e ignorantes, olvidando que gracias a los maestros se forman todos los profesionales y futuras generaciones de Chile. A pesar de todo esto, seguimos siendo los mismos luchadores incansables de la Educación, porque a pesar del pisoteo constante a nuestra profesión, estamos a tiempo de cambiar las políticas de gobierno a través del Plebiscito nacional 2020, el 25 de octubre próximo. 

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