Debo reconocer que no fui con mucho agradado a escuchar a nuestro ex Ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, principalmente porque durante su gestión fue responsable de algunas acciones que perjudicaban directamente a nuestra Región, como por ejemplo haber cambiado el proyecto de impuesto específico a la Minería propuesto por el Ministerio de Minería, eliminando el beneficio que recibían las regiones productoras.
Pero el título de su exposición: “Hacia la economía del conocimiento, una necesidad estratégica para Chile”, pudo más que mi aprehensión sobre la persona que la dictaba y tengo que reconocer que Eyzaguirre me sorprendió.
La primera parte de su exposición fue un muy buen recuento de las causas de la actual crisis económica internacional, explicada en términos sencillos, pero nada nuevo para quien haya seguido estos acontecimientos en la prensa especializada (y la no tanto). No haré comentarios al respecto, porque como dije, no expuso nada distinto que ya no sea conocido. Quien quiera una explicación de la actual crisis en lenguaje llano y coloquial, le aconsejo leer "La crisis Ninja" de Leopoldo Abadía, un ex profesor del IESE Business School de España.
La segunda parte de la exposición, en la cual se referiría a lo que hacía mención el título de la conferencia, fue lo que realmente me sorprendió. En su parte central se refirió a los problemas estructurales que impiden que Chile pueda avanzar hacia una economía del conocimiento, como por ejemplo los tremendos déficits que tiene nuestro país en materia de educación primaria y secundaria.
Eyzaguirre postula que cualquier intento de mejorar nuestro sistema educacional, “choca” contra intereses creados en un gremio que es dirigido por personas mayores y antiguas que no quieren cambiar un sistema en que las remuneraciones de los profesores aumentan por antigüedad y no por méritos, se niegan a las evaluaciones y por tanto la educación.
Esto deriva en que los que ingresan a las carreras de pedagogía, exceptuando aquellos pocos que lo hacen por vocación, son aquellos a quienes el puntaje no les alcanza para estudiar otra cosa, los más mediocres y frustrados del sistema, y a ellos les corresponde educar a las nuevas generaciones de estudiantes, lográndose que los que terminan la educación secundaria sean incapaces de entender lo que leen y pésimos en matemáticas.
Cuando se presenta al parlamento un proyecto para cambiar el “estatuto docente”, lo cuatro presidentes de los partidos que todos conocemos, lo primero que preguntan es “¿lo consultaron con el Gremio Docente?, entonces no, ¿no ven que con eso me pueden hacer perder la reelección?” y hasta allí se llega, derrotados por los intereses de un gremio que no quiere cambiar su “tranquilidad laboral” y no desea incluir la “meritocracia” en su sector y unos políticos que no quieren tener conflictos con un gremio que significan “muchos votos”.
Otro punto que consideró como una tremenda limitante para el país, puede explicarse en la confusión en nuestro idioma de lo que es “política”. En inglés existen dos palabras “policy” y “politics”, que en español, lamentablemente, se traducen igual: “política”. Pero que dicen relación a dos cosas muy distintas.
La “política” que consiste en el juego democrático de acceder a puestos de poder por votación y que implica entonces a todas las actividades que se realizan para conseguir votos y la “política” que consiste en el trabajo de formular “políticas públicas”. Lamentablemente, según el ex ministro, en nuestro país, ambas las realizan los llamados “operadores políticos”, expertos en el juego de conseguir votos, pero una vez en el poder, se creen con la capacidad de formular “políticas públicas” y es así entonces como tenemos “transantiagos”.
Las políticas públicas deben ser formuladas por expertos en cada tema, pero el sistema actual, donde los que mandan son los partidos políticos, no pasan dos días desde que es elegido un Presidente y los partidos llegan con las listas de las personas a incluir en los puestos que el “cuoteo” político dice que les corresponde y estos no son obviamente los más capacitados para dichos cargos, sino los “operadores políticos” que consiguen los votos. Agregaba que el Presidente de la República nombra a más de un centenar de personas en distintos cargos, que debe “responder” directamente a él, lo que hace imposible poder controlar de manera efectiva.
Menciono sólo esos dos elementos que señaló el ex Ministro como tremendos obstáculos para lograr que Chile de el salto a la modernidad y que es necesario resolver. Podrá parecer algo escuchado en otras partes, pero que lo diga un ex Ministro de Hacienda, de la misma coalición política que actualmente Gobierna, me parece por lo menos sorprendente, si viniera de la oposición, no me extrañaría, pero lo dice la ex cabeza máxima del principal ministerio del país, el que maneja “la billetera” del país.
Además, en un arrebato de entusiasmo agregó que:”en Chile hay muy pocas personas que pueden solucionar esto” y que él, por haberlo vivido desde dentro, es uno de los que lo puede hacer.
Creo que a buenos entendedores sobran palabras.
Foto: Senado.cl
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