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Gobierno de Chile: ¿Cambio o Crisis?

14 Enero 2012
La pregunta correcta entonces es ¿Cómo hizo tatán para que luego de 20 años de gobiernos de concertación, en sólo 20 meses su gobierno no supere el 30% de apoyo (en verdad 22% según la CEP)?.
Fernando Cabrales G. >
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La semana pasada un periodista local me preguntó por los resultados de las encuestas de fin de año que, todas ellas, dan un apoyo que rompe todos los “records” de desaprobación al gobierno de Piñera. Como es obvio, tengo una muy mala opinión del actual gobierno, pero creo que, en parte, es una consecuencia inevitable de algunos errores que se cometieron en los gobiernos de concertación, de un desgaste natural de un grupo de partidos que llevaba mucho tiempo en el gobierno, y también, hay que reconocerlo, de algunas buenas decisiones que tomó la derecha política en las campañas municipales del 2008 y parlamentaria y presidencial del 2009. En pocas palabras, creo que es un gobierno que se lo merece nuestro país.

Sin embargo, el periodista me preguntó algo que se ha instalado  como un tic (otro más) entre los políticos de derecha. La pregunta fue algo así como: Pero la oposición tiene una aprobación aún peor que la del gobierno ¿no debería la concertación preocuparse algo más por su rol opositor que parece peor desempeñado que el del gobierno?; además agregó, ¿cómo es posible que oposición y gobierno tengan tan baja adhesión simultáneamente?. Me citó a Carlos Peña quién consideraba que se está asistiendo a un cambio drástico en el sujeto político chileno. Los chilenos, argüía Peña, parecen haber pasado de la militancia de convicciones, a la de intereses y, dado que los políticos no son nada parecidos al viejito pascuero, entonces, ningún sector produce más que un prolongado bostezo por parte del respetable.

Creo que en ambos casos se está siendo ligero en el análisis. El rector Peña porque no explica ese cambio hacia el voto mercenario, que sin duda ocurre, pero sin explicaciones. De hecho, el cambio en el carácter de la política había sido predicho desde Carlos Marx hasta Fukuyama, pasando por Alvin Toffler y muchos otros.

Pero ello no explica todo lo que está ocurriendo en Chile.

De hecho la comparación es mala, pues no considera que la concertación acaba de perder el gobierno después de 20 años. En todos los cambios de gobierno en los que, simultáneamente hay un cambio de signo político, después de un período prolongado, los sectores que pierden el gobierno, ven disminuido fuertemente su apoyo. Por ejemplo, en el caso español, cuando el PSOE perdió las elecciones en 1996 y Felipe González abandonó el gobierno después de 13 años en él, el partido de derecha, el PP, ganó con un margen muy estrecho, en coalición con partidos autonomistas. En sólo cuatro años, el PP lograba la reelección de su candidato José María Aznar, ahora sólo y con mayoría absoluta en el parlamento español mientras el PSOE vivía una profunda crisis, que no se resolvió hasta que se completó un profundo cambio generacional de las dirigencias.

De hecho, en Chile, cuando fue electo Patricio Aylwin, luego de 17 años de dictadura, el electorado de derecha que votó por Pinochet, superaba (no es muy confiable la cifra por el masivo fraude de la dictadura en la época), el 40% del electorado. Sin embargo en diciembre de 1991 (los mismos 20 meses desde que asumió Piñera), el apoyo de la derecha  se encontraba entre el 14% y 17%, mientras la concertación, el nuevo gobierno, se empinaba hasta el 56%.

La pregunta correcta entonces es ¿Cómo hizo tatán para que luego de 20 años de gobiernos de concertación, en sólo 20 meses su gobierno no supere el 30% de apoyo (en verdad 22% según la CEP)?. Que la concertación se encuentre en el 16% no sólo no es raro, es bastante normal y explicable.

Si no me cree, le copio la serie de encuestas del CEP (que no son muy de izquierda) que muestra lo que comento.

 

gra

Debo confesar que para mí no fue gran sorpresa, pues siempre pensé que un gobierno de Piñera y sus secuaces sería bastante “reguleque”.

Lo que me parece preocupante es que esta situación está produciendo un vacío de poder político y ello es la antesala de la anarquía. El problema es básicamente del gobierno pues, en un contexto democrático, cuando un gobierno lo hace mal y pierde apoyo, sólo es cuestión de tiempo para que cambie el signo del control del gobierno. Pero cuando ello ocurre sin que la oposición alcance a ordenarse, ni a estructurar un nuevo proyecto político, y cuando no se ven terceras alternativas políticas, entonces sólo se pueden esperar gobiernos débiles y sin iniciativa. Este tipo de situaciones las hemos visto en países cercanos como en Argentina con los gobiernos radicales. Como los lectores recordarán, los gobiernos de Alfonsín y De La Rúa se explican, más que nada, por la descomposición acumulada del peronismo que en determinados momentos no fue capaz de gobernar. Los gobiernos radicales ni siquiera fueron capaces de terminar sus períodos y las más graves crisis argentinas se registran, precisamente, en estas crisis de liderazgo político.

Nadie desea que a Chile le vaya mal; la actual derecha puedes ser todo lo incompetente que desee, pero debe ser capaz de gobernar el tiempo que le queda. Por esa razón creo que la concertación tiene ahora una doble tarea. Por una parte debe ser oposición, pero debe darle la oportunidad de una muerte digna al gobierno de Piñera; pues el actual escenario no es de cambio, es de crisis.

 

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