Por Gabriela Muñoz
Desde El Observatodo
Hoy nuestro mundo avanza cada día más rápido, cada día el hombre nos entrega más herramientas en tecnología y computación. Cada día las distancias se acortan y somos subsumidos por el mundo de la globalización, de los Tratados Internacionales y de los límites sin frontera.
Pero esto no sirve de nada si no lo utilizamos bien, si no vamos a la par con la tecnología y no absorbidos en ella. Al contrario, cada día estamos más en nuestro mundo, estamos contra reloj en la Universidad, en los Proyectos, en nuestros quehaceres, en el trabajo, familia etc.
No hay tiempo para preocuparnos del otro, de escuchar, de saludar a nuestros vecinos o contemplar el bello día que nos regala la naturaleza.
¿Cuántas cosas nos quedaron en nuestra mente por hacer?, leer un libro, escribir, viajar, contemplar el mar o encontrar nuestra alma gemela. etc.
Porque nunca tenemos tiempo, porque el tiempo para ese tipos de cosas viene después, con las vacaciones, con los feriados o los fines de semana.
¿Pero realmente aprovechamos bien ese tiempo? ¿Por qué le tenemos tanto miedo al Presente?
Nos aferramos a nuestro pasado, creyendo que no existe nada mejor que él, incluso en nuestros días melancólicos, lo recordamos con nostalgia y pensamos que nuestro pasado fue perfecto.
Así también pasa con nuestro futuro, nos encanta imaginar que nos ganamos el Kino y que con eso nuestra vida se solucionaría, tenemos millones de sueños, de hecho tenemos una maquinita en nuestra cabeza que se encarga de crearlos, pero ¿hacemos algo para cumplirlos? ¿ponemos algo de nuestro esfuerzo para que se hagan realidad? Quizás muchas veces nos gusta confundir la palabra felicidad con facilidad.
Pero, ¿qué hay con el Presente? Ese que es aquí y ahora, ese que se acaba de ir hace un segundo y se trasformó en pasado.
Será que un monstruo se ha apoderado de nuestra racionalidad y que necesitamos a un súper héroe que recobre nuestra espontaneidad, locura y ganas de vivir el presente. Será que ese monstruillo no es más que el miedo, la vergüenza o poca personalidad en que nos vemos limitados a actuar como nos dicte nuestro corazón. ¿Qué será lo tan terrible que nos pase si no vivimos el aquí y el ahora?
Ahora te pregunto otra vez: ¿Qué pasaría si el mundo se acaba mañana? ¿Lo viviste bien?
Las tres preguntas:
Érase una vez un emperador que fue a ver a un anciano sabio que vivía en la montaña para hacerle las tres preguntas que lo desvelaban.
¿Cuál es el mejor momento para hacer las cosas?
¿Quiénes son las personas más importantes?
¿Qué es lo más importante?
El ermitaño, se encontraba cavando en su jardín, le escuchó atentamente, pero no dijo nada y continúo con su tarea. El emperador lo miró y como parecía muy fatigado, le dijo: "Dame la azada y yo cavaré mientras tu reposas". Después de varias horas, dejó la azada en el suelo y dijo: «Si no puedes contestar a mis preguntas, no pasa nada. Simplemente dímelo y me marcharé».
En ese momento salió un hombre de la espesura dando tumbos y apretándose el estómago con las manos, se desmayó. El emperador limpio sus heridas y se las vendó con su propia camisa. Al recuperar la conciencia lo primero que murmuró el hombre fue: "Perdón".
"¿Perdonarte?" y"¿Qué has hecho para necesitar mi perdón?"
"Vos no me conocéis majestad, pero hasta ahora os consideraba mi peor enemigo ya que durante la última guerra os apropiasteis de mis tierras".
El emperador se alegró de conocer la historia y le devolvió sus tierras. Después de que el hombre se marchase, el emperador miró al ermitaño y dijo:"Ahora debo irme, necesito encontrar la respuesta a mis preguntas".
El ermitaño se echó a reír y respondió: "Tu sabes las respuestas, porque en todo momento has actuado de acuerdo con ellas, majestad".
"El mejor momento para hacer las cosas es ahora". "La persona más importante es siempre la persona con la que estás". “Y lo más importante es hacerla feliz preocupándote por lo que necesita". Tal como has hecho tu desde que llegaste a esta casa.
¿Cuál es el mejor momento para hacer las cosas?
¿Qué es todo lo que tenemos pendiente en este momento?
¿Cuáles son las explicaciones que nos damos para no hacerlo ahora mismo?
¿Cuánto tiempo hace que sostenemos estas explicaciones?
¿Esas explicaciones están alineadas con los resultados que nos gustaría obtener?
El problema siempre está en la imagen que nos hacemos de lo que nos pasa. Creemos que es la única forma de ver las cosas, explicamos y vivimos esas explicaciones no sólo como si fueran las únicas sino también como si fueran ciertas.
Entonces, ¡cuáles serían las explicaciones que podríamos encontrar para aprovechar este momento y comenzar a hacer todo lo que tenemos pendiente ya!
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