La Granja atacada por los Polits: ¿Fantasía o Realidad?

La Granja atacada por los Polits: ¿Fantasía o Realidad?

21 Junio 2008
Al granjero le gustaban las flores de la maleza. En ella, sin embargo, se escondía un parásito muy peligroso: los polits. Verónica Grunewald
Veronica Grunewald >
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Ésta era una granja muy productiva, donde todos, absolutamente todos los animales trabajaban muy minuciosamente, cada uno en su noble función. Las gallinas ponían puntualmente grandes y nutritivos huevos, los gallos cantaban al alba cada día y se paseaban cuidando que las gallinas tomaran agua y el maíz tierno que dejaba el granjero . Vacunos, conejos y algunos gansos se entrecruzaban día a día, cada cual en su misión con el afán comunitario de hacer de su granja un lugar productivo y feliz. Las ovejas, que eran muy, muy numerosas tenían por misión mantener controlado el crecimiento de la maleza. Por lo que, concienzudamente, mordisco a mordisco, cortaban las malas yerbas. Ésta era una de las labores más importantes de la granja, pues cuando la maleza crecía descontrolada aparecían las plagas de polits.
Los polits eran unos feos parásitos dispuestos incluso a comerse entre sí por impedir que otros le ganaran la llegada a la raíz de la maleza. Tenían una o dos enormes bocas, la piel de la cara muy dura y se arrastraban por el suelo de la granja entre la maleza; entre más crecida, más cómodos se sentían ya que, al ser ocultados por ella, los animales de la granja no podían ver cuando los polits acechaban para despojar de su piel a las ovejas y entrar a los cerebros de los animales introduciendo el hongo venenoso del cual eran portadores. El hongo venenoso lograba minimizar el instinto de protección y la voluntad de los animales de la granja y al estar dominados por él, no controlaban la crecida de la maleza y la granja permanecía dividida. Mientras tanto, la maleza crecía y se multiplicaba facilitando el desplazamiento y la vida de los polits. Por su parte, los polits permanecían en la superficie, pero entre ellos, existía una feroz pugna por llegar a la raíz de la maleza. Los cupos allí eran muy contados, de dos a seis, dependiendo de la superficie de la granja y de la cantidad de animales que trabajaban en ella.
Cuando lo lograban, evolucionaban a dipus o a senas, dependiendo de lo dura de su piel y la cantidad de bocas que tuvieran. Una vez allí no necesitaban emerger a la superficie para alimentarse ya que les llegaba alimento que pasaba desde las hojas y se distribuía a través de los tallos llegando a la raíz donde los orgullosos dipus o senas podían vivir durante años y años sin hacer nada, además la luz dañaba irreparablemente las pieles de estos polits evolucionados. Sin embargo, algunos dipus emergían a la superficie si se sentían amenazados en su posición en la raíz de la maleza, para esto ocupaban las pieles que habían robado a las ovejas.
De vez en cuando los animales de la granja lograban escarbar y llegaban a la raíz de la maleza. Entonces, los dipus o senas, al sentirse descubiertos chillaban en forma escandalosa vomitando a la vez asquerosas materias que nadie, excepto los polits, conocía.
En esta granja, la coneja Muri había llegado, a través de diversos eventos, al corazón mismo de la raíz de la maleza. Ese día senas y dipus chillaron sin parar. Se armó tal escándalo y desorden en la granja, corrían los polits para proteger a dipus y senas, como no hallaron las pieles de ovejas, tapaban torpemente la entrada de la luz con sus rastreros cuerpos y pusieron fin a los eventos por los cuales había llegado Muri.
Desde ese día los animales de la granja están más atentos, cuidando que la maleza no crezca descontrolada. No, no era posible eliminarla porque al granjero le gustaban mucho las flores que poseía la maleza, incluso se llevaba algunas cada día, cuando sagradamente quitaba los huevos a la gallina, la leche a las vacas, el pelo a los conejos... en fin. Los animales trabajaban y el granjero se llevaba gran porcentaje del fruto de su trabajo. Sin embargo, los animales se creían felices, después de todo el granjero, a cambio les ofrecía espectáculos de fútbol y muchas promesas. Ellos tenían fe.