Una república bananera en Chile

09 Agosto 2011

Fuimos el sistema político más estable de Latinoamérica; el país más estable, más democrático y tras el período del general Pinochet, volvimos a esa senda de tradiciones republicanas y democráticas.

Jorge Schiappacasse >
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Pero la encuesta CEP reveló, que ya en la segunda década del siglo XXI, los chilenos nos estamos alejando de esa imagen. Los partidos políticos no suman apoyo y en medio de crisis son figuras sociales la que lideran cambios sectoriales. No hay político, y recalco político no politiquero, capaz de ser imagen de cohesión y sea capaz de aunar las intenciones.

A la vez, encontramos una sociedad con miedo a discutir. Con medio a tratar de convencer a alguien y que desecha el valor del consenso. Se busca el todo o el anda. Es mi propuesta en su totalidad o te declaro inútil, idiota, anti-sociedad. Y lo que es pero de todos, muchos tienden a poner la democracia como el fin para encontrar una solución y no la democracia como un fin mismo.

Puede parecer que el listado de cosas que mencioné sea sin sentido, sin conexión. Puede que parezca que no hay lógica y que escribo lo primero que cruza la mente, sin pensar, sin reaccionar, tal como se escribió el Libro Ulises de Joyce. Pero No, no es así.

Todas las cosas que nombren, todas las opciones que se mostraron, son elementos que pueden llevarnos, a uno de los peores sistemas de gobierno, el populismo.

El populismo, es cuando los partidos políticos son saltados, y existe una relación directa entre el líder y la figura.

¿Cuál es el problema de esto?

El problema es la concentración de poder, que invoca y trasforma a ese líder en un príncipe democrático, que se justifica en la elección para poder llevar cambios. El populistas, nos muestra un líder que solo es controlado por el mismo, y lo que es peor, bajo la escusa de su elección democrática, se siente justificado para hacer y deshacer las cosas. Ejemplos de estos son Menem y Fujimori. Ya sabemos cómo terminó.

La democracia no es la elección, es un conjunto de valores y acciones, donde el líder se debe ir justificando en la acción constante. La democracia no es una herramienta que valida tus fines, son tus fines, los que validan si eres un democrático o no.

Veo vientos de cambio, pero tristemente esos cambios se dirigen hacia el desprestigio de las políticas, hacia la búsqueda de un mesías, los cuales sabemos que en la política son simples lobos vestidos de ovejas.

 
Publicado originalmente en Vía Schiappacasse