Piñera y su invitación para retirarse de la discusión sobre educación

Piñera y su invitación para retirarse de la discusión sobre educación

26 Julio 2011

Pareciera que las élites en Chile tienen en su ADN un profundo carácter antidemocrático, de mirar como prescindibles a las mayorías; como si estás estuvieran en una permanente inmadurez para distinguir entre lo correcto e incorrecto

Cristian Jamett >
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Con la última invitación de Piñera a los jefes de partidos de todas las fuerzas políticas para discutir una salida a la crisis producto de las movilizaciones de los sectores vinculados a la educación con el apoyo de la mayoría de la ciudadanía, nuevamente  asistimos a la liturgia de los pactos por arriba representados una y otra vez en la historia de Chile, primero con la fusión liberal-conservadora durante gran parte del siglo XIX[1], con la mayoría de las fuerzas políticas durante el siglo XX, salvo, tal vez, durante el periodo de la Unidad Popular donde los sectores conservadores (o contra-revolucionarios) se negaron a recrear dicho pacto para dar un golpe de mano.

La última vez que fuimos testigo de este tipo de pacto fue el año 2007, cuando la ex presidenta Bachelet desnaturalizó la demanda estudiantil de “fin a la LOCE”, para transformarla en una tímida reforma que perpetuó, entre otras cosas, el lucro con platas del Estado y las expectativas de los estudiantes. Como no recordar todas esas manos arriba de los presidentes de los partidos del duopolio concertación-derecha, junto a la ex presidenta, cuando se sentaban sobre las históricas demandas estudiantiles.

Pareciera que las élites en Chile tienen en su ADN un profundo carácter antidemocrático, de mirar como prescindibles a las mayorías; como si estás estuvieran en una permanente inmadurez para distinguir entre lo correcto e incorrecto, mientras ellas gozan de una pre-claridad digna de admiración.

Por eso el reconocimiento de Piñera a la capacidad de los estudiantes de haber colocado en la agenda pública la crisis de la educación para posteriormente señalar que es hora de que vuelvan a la normalidad, no es otra cosa que una invitación a retirarse, para que los mismos de siempre puedan hacer su liturgia en paz.

No obstante, los movimientos sociales también aprenden de la experiencias de otros jóvenes que lucharon en su momento y vieron traicionada sus aspiraciones. La confianza en el poder ejecutivo producida por la imagen de Bachelet, y que sirvió de distracción el año 2007 para recrear el pacto por arriba hoy no está. La crisis de legitimidad del sistema político es transversal y es encabezada por la propia presidencia de la república.

Resulta difícil que las mesas de diálogo puedan volver a contener esta crisis, que la maniobra del nuevo ministro de educación Bulnes, de dividir para reinar, pueda convencer a los gremios y estudiantes, por eso habrá que identificar a los feligreses que asistirán nuevamente a la misa con el presidente, así como las capillas y candidaturas que estarán representadas en dicha comunión.

Los y las progresistas tenemos la convicción de que no hay política posible sin el protagonismo de la ciudadanía, sobretodo frente a una demanda central y vital para una sociedad como es el tema de educación, por ello hemos propuesto como movimiento  que es necesario convocar a un plebiscito para que sea la ciudadanía quien defina el tipo de educación que nos merecemos.  De lo contrario, está crisis podrá ser la constante y no la excepción.

Plebiscito Ahora!!!


[1] Ver: Gabriel Salazar y Julio Pinto (2002) Historia Contemporánea de Chile, Volúmenes I al V, Lom Ediciones, Santiago.