1 de Mayo: Día Internacional de los Trabajadores

1 de Mayo: Día Internacional de los Trabajadores

01 Mayo 2012
Un hombre que es rico en bienes terrenales, que ha comprendido que su riqueza es un don que tan sólo ha recibido de Dios para aportarlo a la gran totalidad para el bien de todos.
Juan Lama Ortega >
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Los hombres que consideran sus riquezas como propiedad suya, son pobres en el espíritu. A muchos de los ricos en bienes materiales, se les dio desde la cuna la tarea espiritual, para su vida terrenal, de ser un ejemplo para aquellos ricos que se atan a sus riquezas con un corazón obstinado e intransigente y cuyos únicos pensamientos y aspiraciones son aumentarlas para sí mismos. Un hombre que es rico en bienes terrenales, que ha comprendido que su riqueza es un don que tan sólo ha recibido de Dios para aportarlo a la gran totalidad para el bien de todos, y que lo administra para todos legítimamente -ése está realizando la ley de la igualdad, la libertad, la unidad y la fraternidad. El está colaborando como donante desinteresado para que los pobres no tengan que sufrir necesidades ni los ricos vivan con lujo.                                                                                                                

De esta manera se producirá paulatinamente un equilibrio, una clase media elevada para todos los que estén dispuestos a cumplir desinteresadamente la ley "ora y trabaja”. Así, muy paulatinamente crecerá la verdadera humanidad de una colectividad cuyos miembros no acumularán bienes terrenales personales, sino considerarán todo como propiedad común, que les ha sido dada por Dios.                                                                                                 

Si el rico considera el dinero y los bienes como algo propio y en razón de sus riquezas es bien visto en el mundo, vivirá en las próximas vidas terrenales -como efecto de sus causas- en países pobres, mendigando el pan que como rico en su día les negó a los pobres. Esto se dará mientras aún sean posibles encarnaciones de este tipo.                                             

Quien considera que el dinero y los bienes son propiedad suya y acapara para sí, en lugar de dejar fluir estas energías materiales, es un ladrón según la ley de la vida, ya que sin derecho está reteniendo a su prójimo una parte de la herencia espiritual de éste; pues todo es energía. Quien la ata mediante el "mi y mío”, está actuando contra la ley, que es energía fluente.       

El alma de un rico tal tampoco encontrará reposo en los planos de purificación. Las almas pobres en luz, que por su causa tuvieron que soportar sufrimientos y hambre en vestido terrenal, lo reconocerán como aquel que les retuvo sin derecho lo que les habría podido ayudar a salir de los enredos del yo humano. Muchas lo acusarán, y entonces sentirá su alma misma cómo éstas sufrieron y pasaron hambre. De esta manera, un alma que como hombre en vestido terrenal fue rica y bien vista, puede sufrir grandes penas. Estas penas son más grandes que si en vestido terrenal hubiese tenido que mendigar pan.     

Mediante estas diferencias surgen poder y servilismo, envidia y odio. De ello resultan desavenencias y guerras. Por esto los que se agarran a sus riquezas, aunque piensen de vez en cuando socialmente, están sirviendo al Satanás de los sentidos y actuando contra la ley de la vida: contra la igualdad, la libertad, la unidad y la fraternidad.           

Cada trabajador es merecedor de su salario. Quien trabaje honestamente, también será justo con su prójimo. No atesorará para sí mismo dinero y bienes ni se procurará riquezas terrenales y grandes bienes. Su empeño será que todos los hombres puedan vivir como hijos de Dios: interna y externamente, en armonía y orden.     

Habrá pobres y ricos hasta que las almas y los hombres se orienten a la luz de Dios y reciban de la luz de la verdad, de la ley de la vida. Entonces vivirán todos en unidad entre sí y poseerán lo que necesiten -y más aún.De la publicación Esta es Mi Palabra, Alpha y Omega

 

                                            Vida Universal.- 

                                                       Juan Lama Ortega

                                        www.editorialvidauniversal.org