Parece la intervención del Pastor Hedito Espinoza, en el marco del Tedeum realizado por las Iglesias Evangélicas el Domingo pasado, pilló “volando bajo” al Senador progre-liberal Fulvio Rossi, dado el tenor de su respuesta resultó bastante más “intolerable” que las del propio Pastor, llegando incluso a acusarlo veladamente de tener culpas en el asesinato del joven homosexual Daniel Zamudio.

“Si un Senador reconoce públicamente una o dos veces marihuana, debería haber renunciado a su cargo o al menos tendría una fuerte censura social y/o una sanción en el Comité de Ética del Senado”, fueron los dichos del Pastor Espinoza. Dichos que creo compartimos millones de chilenos, católicos, evangélicos, ateos y agnósticos que consideramos las autoridades son quienes primero deben cumplir con el ordenamiento jurídico vigente.

Que un Senador de la República (elegido gracias al binominal) declare “personas como Hedito Espinoza, son responsables también de crímenes de odio como el de Daniel Zamudio”, por el simple hecho de haber sido criticado, y además por una falta que el mismo confesó, me parece un “intolerable” abuso de poder, y una muestra muy propia de quienes -de facto- hoy se han convertido en verdaderos “pastores” de un nuevo credo, la Iglesia de la “tolerancia”. Un credo sectario y discriminador, cuyos sacerdotes y acólitos critican y descalifican a quienes no profesan su fe. Un credo que desde una auto asumida y pedante supuesta superioridad intelectual, pretende imponer sus dogmas de fe y neo “valores”, a una masa que considera y trata como ignorantes.

Confieso no he leído la “ley Zamudio”, pero me imagino debe contemplar sanciones para quienes en un acto de brutal discriminación, pretendan censurar las voces de aquellos que tienen valores diferentes a los del Senador Rossi y el progre-liberalismo.

El Senador Rossi confesó consumir marihuana, y aún cuando su consumo no está penalizado, necesariamente para conseguirla tuvo que tener relación con quienes sí trasgredieron la ley, ¡y debería responder por ello!. Daniel Zamudio fue asesinado por personas que no tenían ninguna relación con el mundo evangélico, pero sí con el consumo de drogas, ergo, si de buscar responsabilidades en el asesinato de Daniel Zamudio se trata, ¿no es más lógico establecer una relación entre quienes -como Rossi- defienden el consumo de drogas y el crimen, que entre el Pastor Espinoza y éste?