Reformas para cambiar Chile

08 Julio 2014

"A más de 100 días del segundo Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, podemos constatar un claro giro hacia un modelo de país diferente, que garantiza derecho y abre oportunidades para todas y todos los chilenos".

Gonzalo Prieto >
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Chile es un país con una economía de libre mercado, dicho modelo no sólo se circunscribe a cuestiones meramente comerciales, también se involucra con lo social y cultural. Un país que externaliza servicios pero también derechos, un país que tiene a una clase media llena de deudas, a merced de contratos entre privados, con la necesidad de endeudarse para llegar a fines de mes, donde lo básico en una sociedad de bienestar y oportunidades no es lo suficientemente robusto.

A más de 100 días del segundo Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, podemos constatar un claro giro hacia un modelo de país diferente, que garantiza derecho y abre oportunidades para todas y todos los chilenos. El programa de la Nueva Mayoría pone como metas cuestiones ambiciosas y difíciles, pero necesarias para la transformación.

Estos cambios no son de un día para otro, tampoco pretenden echar por la borda aquellos aspectos positivos que se han construido desde el retorno a la democracia, todo lo contrario, desde allí se potencia y crece. Las reformas que adopta el gobierno de la Presidenta Bachelet, en primer lugar, son un reflejo del cambio cultural y social de las y los chilenos, que reflexionado y madurado, han puesto a una nueva generación política al frente de tan importantes desafíos.

Las reformas para cambiar Chile tienen su mayor acento en ser capaces de construir nuevas bases para el país. Es así como la reforma educacional tiene como objetivo terminar con un sistema que pone incentivos perversos, provocando la selección de alumnos, de familias y generando lucro con dinero público. Cuando hablamos de educación de calidad, hablamos de ser capaces de construir un país republicano, integrado y sin exclusiones, donde podamos ser capaces de reconocernos en nuestra diversidad, de aprender de nosotros mismos y avanzar socavando el clasismo construido por una sociedad de competencia y libre mercado.

Y como es verdad que no todos somos iguales, sino diferentes, y que debemos entonces fortalecer la base de una sociedad más justa, es que la Presidenta envía el proyecto de la Reforma Tributaria. Su objetivo es sencillo, recaudar recursos permanentes para gastos permanentes, haciendo que quienes ganan más paguen más, y quienes pagan menos, paguen menos. Hoy tenemos un sistema tributario regresivo que deja a miles de familias chilenas sin posibilidad de optar de verdad al mejoramiento de su calidad de vida.

Quisiera enumerar cada una de las 56 medidas que están cambiando Chile, pero me detendré sólo en algunas que me parecen absolutamente importantes: El voto chileno en el extranjero, que brindará por fin el derecho de miles de compatriotas a decidir sobre un país que también es suyo, que por diferentes causas emigraron, pero sienten que aquellos valores y beneficios obtenidos en otro lugar, también deben ser metas para alcanzar por todos quienes estamos aquí.

El agua como bien de uso público, ya que somos el único país del mundo donde el agua está en manos de privados. Un bien tan preciado para la vida y clave para la seguridad de Chile debe ser claramente puesto en las manos de quienes corresponde, regulando su uso.

La comisión presidencial para la descentralización, que sin duda alguna será la piedra inicial de un proceso serio y decidido por construir un Chile más igualitario desde sus territorios, donde desde lo local se forja las bases del desarrollo humano y con identidad. Aquí en mi Región de Tarapacá, la descentralización es un asunto crucial para nuestro desarrollo y perspectivas de futuro.

Estamos asistiendo a momentos históricos para el país, reformas que nos harán cambiar y que dentro de unos años podremos ver sus frutos. Sin lugar a dudas estos cambios no satisfacen a todos, sobre todo a quienes tienen los medios económicos, materiales y simbólicos para continuar protegiendo un sistema que no ha dado ni un paso al frente en mayor igualdad social, todo lo contrario, nos ha segregado, asustado y dividido según nuestro estrato socioeconómico, generando individualismo y violencia.

No debemos flaquear, debemos continuar con convicción cumpliendo un programa que la mayoría de las chilenas y chilenos aprobaron con su voto, que es la legitimidad democrática. Son muchos que cuando uno recorre las calles y las ferias sienten que vamos por el camino correcto. Ellos no tienen medios de comunicación, pero ya expresaron su apoyo en las urnas y hoy nos lo dicen claramente: “sigan trabajando que vamos bien”.

Gonzalo Prieto Navarrete

Gobernador Provincial de Iquique