Quién va a La Haya, encuentra...

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27 Noviembre 2012
Una cadena de errores por parte de la Inteligencia y la Diplomacia chilena, que no fueron capaces de anticipar la hipótesis del Vicealmirante Guillermo Faura Gaig en el libro “El mar peruano y sus lìmites”.
Roberto Olivares >
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Hoy, después de que la Corte Internacional de La Haya se pronunciara sobre el diferendo entre Nicaragua y Colombia, emitiendo un “salomónico” fallo que a pesar de reconocer legitimidad de la soberanía que de hecho de la nación cafetera ha ejercido históricamente sobre los cayos e islotes que componen el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, entrega a Nicaragua una amplia zona marítima adyacente, nuestra diplomacia y clase política están mostrando su preocupación ante la posibilidad de dicho Tribunal no dictamine con absoluto apego a Derecho en el caso de la demanda que Perú interpuso en contra de nuestro País, desconociendo la validez de las demarcatorias establecidas en diversos tratados, tanto bilaterales (Chile – Perú) como trilaterales (Chile – Perú – Ecuador).

Una preocupación que resulta justificada, pero absolutamente extemporánea, dado la actual situación es producto de la histórica ineficiencia e inconsistencia de nuestra diplomacia. Sí, porque esta reclamación peruana, la cual ya se planteaba de manera larvada a fines de los años 70’ por parte de un Vicealmirante de la Marina del Perú, y que fue planteada formalmente por primera vez en 1986 al Canciller  del Gobierno Militar Jaime del Valles, ¡jamás se debió permitir escalara!

Una cadena de errores por parte de la Inteligencia y la Diplomacia chilena, que no fueron capaces de anticipar la hipótesis del Vicealmirante Guillermo Faura Gaig en el libro “El mar peruano y sus lìmites”, al no ser rebatida daba pábulo a posteriores reclamaciones, nos tienen hoy esperando un fallo que en el mejor de los casos y de sernos absolutamente favorables, ¡no nos hace ganar nada!

Pero el reconocimiento torpe e inocentón por parte del ex Canciller del Valle, respecto a en realidad no existía un documento formal que específicamente estableciera la delimitación marítima entre Chile y Perú, la cual sí estaba recogida en otros tratados y por tanto bastaba con se transcribiera, sumado a durante el Gobierno de Lagos éste se negó a un acuerdo bilateral, instancia en que nuestro País podría haber planteado los mismos argumentos en que hoy se respalda nuestra posición en el Tribunal Internacional, sumado a la torpeza mayúscula (tanto que da para sospechar) cometida durante el Gobierno Bachelet, al fijar los límites de la Región de Arica – Parinacota incluyendo territorio peruano, y rematando con la mojigata actitud de no haber sido capaz de cuestionar la competencia de la Corte Internacional de La Haya para conocer de la demanda peruana, no son más que parte de la lamentable historia de equívocos cometidos por -sin importar su “color” político- nuestras autoridades. Errores que espero, ¡no se repitan al tener que afrontar un diferendo que más temprano que tarde, deberemos enfrentar!. La delimitación de Campo de Hielos Sur, uno de los reservorios de agua dulce más importante del planeta, ¡en tiempos en que el agua se transformará pronto en el bien más preciado y codiciado por la humanidad!

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