El Acuerdo de Vida en Pareja y los Movimientos Sociales, por Felipe Parada

01 Octubre 2014

"Debo reconocer que el AVP no es ese mal proyecto enviado por el gobierno de Sebastian Piñera, reducido a un contrato para las parejas donde no se reconocía el estado civil de los contrayentes", nos señala Parada en su columna de hoy.

El Boyaldía >
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El Acuerdo de Vida en Pareja (AVP) es un proyecto del que tengo profundos cuestionamientos, pues me resulta dudoso el fin último de legislar un proyecto de Ley que apunta a crear una nueva institución; si bien algunos dicen “es para homosexuales y heterosexuales”, no seamos ciegos, incluye a heterosexuales para ocultar su intento de querer bajar el perfil de la necesidad del matrimonio igualitario o matrimonios para todos, como a mi me gusta llamarlo.

Cuando se discutió en la sala del senado salió la verdadera cara de la derecha, que postula a que el AVP sea solo para homosexuales. Esto implica seguir con la lógica de los ciudadanos de primera y segunda categoría. Sí, debo reconocer que el AVP no es ese mal proyecto enviado por el gobierno de Sebastian Piñera, reducido a un contrato para las parejas donde no se reconocía el estado civil de los contrayentes. Más allá de las deficiencias que veo en el actual proyecto, constituye un avance. No soy de los que creo en los derechos a medias y en esto soy claro: el AVP si bien es un avance, en ningún caso es la igualdad plena de derechos.

Ahora, escuchar al ministro Gómez apuntar con todo al debate por el matrimonio igualitario -con la modificación del articulo 102 del código civil- es sin duda el primer avance para que el matrimonio deje de ser solo para un hombre y una mujer, entendiéndolo como un acuerdo entre dos personas. Esto sin duda entregará otro estatus legal en la sociedad.

Sin embargo, esto no es suficiente y soy partidario de una discusión aún más profunda. Vamos con todo por la asamblea constituyente, pues no da lo mismo ser ciudadanos sujetos a derechos en un sistema capitalista, que ser ciudadanos donde los derechos van a estar garantizados, ello en base a lineamientos que los mismos ciudadanos definieron.

Pero la sociedad no cambiará su chip o su manera de ver la vida: una sociedad capitalista es una sociedad individualista, por eso un nuevo Chile es incondicional a dejar de ser un país donde prime el mercado v/s la construcción de un Estado o una sociedad donde los principios básicos estén ligados a la igualdad, fraternidad y libertad. Ahí sí comienza la construcción de una sociedad diferente con seres humanos libres y un país libre.

El destino de Chile no depende solo del gobierno de Michelle Bachelet, necesita de todas y de todos los que estén dispuestos a luchar por un país nuevo, una sociedad justa y por un país con derechos garantizados por el Estado. No abandonemos ni las calles ni los movimientos sociales, esto podría resultar en tremendo error para el país que tenemos por delante.

Y no dejemos en manos de irresponsables esta conducción, existen algunas personas que no quieren que nuestras demandas resulten exitosas al final de la historia, quieren engrandecer su ego y sus resentimientos personales, son individualistas y no comprenden lo colectivo. “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.--

 Felipe Parada Mendez

 

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Estudiante de Periodismo en la UAHC
Comunicaciones IC.
Twitter: @FelipeParadaM