Las personas migrantes: un urgente llamado de Dios a la justicia y la hospitalidad

Las personas migrantes: un urgente llamado de Dios a la justicia y la hospitalidad

18 Diciembre 2012

Red Jesuita con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe (RJM-LAC), en el Día Internacional del Migrante.

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Con motivo de la conmemoración del Día Internacional del Migrante, las obras de la Compañía de Jesús, miembros de la Red Jesuita con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe (RJM-LAC), enviamos un mensaje de solidaridad y esperanza a los 214 millones de hermanas y hermanos migrantes internacionales1en el mundo que viven fuera de sus países de origen. Una gran parte de ellos y ellas enfrentan situaciones de vulnerabilidad, desprotección y violaciones de sus derechos humanos, a pesar de sus valiosos aportes a las sociedades de acogida y a sus propios países de origen.

En las últimas décadas, el fenómeno migratorio se ha vuelto cada vez más complejo y numeroso. Por ejemplo, el número de migrantes ha aumentado de 150 millones en 2002 a 214 millones en 20102; y hoy este fenómeno se compone de una diversidad de rostros: desplazados internos, refugiados y migrantes económicos, medioambientales y por violencia de género.

Las personas migrantes son un signo de los tiempos a través del cual Dios nos hace un urgente llamado a la hospitalidad, para acogerlas como hermanos y hermanas, y a la inclusión a través de su incorporación a la sociedad en la totalidad de sus derechos, sin distinción de origen étnico, estatus legal, condición cultural, religiosa o económica. Es una invitación a poner en práctica las palabras de San Pablo en su Carta a los Gálatas (3, 28): “No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, pues Ustedes son uno en Cristo Jesús.”

Así mismo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó que todos los seres humanos son “miembros de la familia humana”, “nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

En Latinoamérica y Caribe

Cerca de 26 millones de mujeres y hombres latinoamericanos y caribeños se encuentran fuera de sus países de origen, principalmente en Estados Unidos, en España y dentro de la región. La inequidad social, la desigualdad entre países, la pobreza,   la   violencia, las          catástrofes    naturales        y         el modelo de   desarrollo

1Tendencias   de  las   Naciones   Unidas   relativas   al   contingente   internacional   total   de  migrantes:   La   revisión    de

2008, http://esa.un.org/migration/index.asp?panel=1

2 OIM, Informe sobre las migraciones en el mundo en 2010,  http://www.publications.iom.int

1 desequilibrado y centrado en la extracción abusiva de los recursos naturales figuran entre las principales causas de la emigración en la región.

No cabe duda que la adopción de soluciones y respuestas para erradicar las causas estructurales de la emigración arriba mencionadas es y será uno de los temas dominantes en la región. Ante esta realidad, “la atención a las necesidades de los migrantes, incluidos los refugiados, los desplazados internos y las víctimas del tráfico de personas es una preferencia apostólica de la Compañía de Jesús”3. Para impulsar esta preferencia apostólica hemos constituido la Red Jesuita con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe (RJM-LAC) que forma parte, a nivel mundial, de la Red Global de Incidencia Ignaciana sobre Migración4(GIAN, por su sigla en inglés). La RJM-LAC busca acompañar de manera eficaz, coordinada e integral a las personas migrantes, desplazadas y refugiadas desde ámbitos muy diversos: pastoral, educativo, social, legal, de investigación e incidencia. Integra el Servicio Jesuita a Refugiados (SJR), el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y otros programas de Universidades, Parroquias, Colegios de la Compañía de Jesús sobre migración, desplazamiento y refugio.

La RJM-LAC sostiene que toda persona tiene derecho a vivir, trabajar y realizarse humanamente y en plenitud en su lugar o país de origen. Pero cuando ello no es posible, tiene el derecho de buscar mejores condiciones de vida fuera de su lugar de origen, bien sea dentro de su país o atravesando alguna frontera internacional.

Por ello desde esta red denunciamos cualquier forma de violación de los derechos humanos de personas migrantes o actos discriminatorios, tales como:

 la estigmatización mediática y social y la criminalización por parte de los

Estados de la migración irregular;

 la negación sistemática por parte de muchos Estados a otorgar la debida

protección internacional a solicitantes de asilo y refugio, lo cual les deja en

situación de extrema vulnerabilidad;

 las políticas migratorias restrictivas, que se centran en detención, deportación y

control fronterizo;

 el consecuente fortalecimiento de redes de trata y tráfico de personas, muchas

veces vinculadas a la corrupción e impunidad estatal;

 la explotación laboral de personas migrantes;

 la vulnerabilidad particular de mujeres y menores de edad.

Nos oponemos a un modelo de desarrollo desequilibrado, promovido por corporaciones multinacionales, que prioriza el mercado por encima del desarrollo humano, el flujo libre del capital al movimiento de las personas y que tiene como consecuencias la destrucción medioambiental y la extracción de recursos naturales, forzando el desplazamiento de poblaciones enteras.

3 Congregación General 35 de la Compañía de Jesús, Decreto 2, no.39.

4GIAN, Documento  base sobre Migrantes  y Desplazados.  Por una cultura de la hospitalidad y la inclusn.

2

Esta red demanda:

 la ratificación universal de la Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares de 1990;

 la protección internacional efectiva de solicitantes de asilo y refugio;

 políticas migratorias integrales e incluyentes que aborden no sólo la migración

laboral, sino también sus dimensiones cultural, social, religiosa y política;

 la protección de los derechos de las personas, independientemente de su

estatus   administrativo   migratorio,   con   particular  atención  a   sectores

vulnerables como mujeres y menores de edad;

 el respeto al derecho de los pueblos indígenas sobre sus tierras y recursos;

 un modelo de desarrollo sostenible y centrado en las personas.

Finalmente,  la  Red   hace   un   llamado  a   los  Estados  y  las  sociedades latinoamericanos y caribeños a valorar el aporte de las personas migrantes ya luchar por una región más justa y hospitalaria.

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