Autoridades sobrepasadas por realidades telefónicas. Chiquillos que, manipulados por políticos corren por las calles encapuchados y convencidos de poder torcerle la mano al Estado a punta de palos. Una galería poltrona (algunos insisten en hablar de ciudadanía) que apoya a los revoltosos por temor a las réplicas más que por la fuerza de los argumentos. Qué vergüenza, Dios mío. Que falta de responsabilidad cívica.

Sea por impericia de sus manipuladores o pura ingenuidad, escolares y universitarios no “cachan” que, de insistir en dejarse instrumentalizar en su gallito contra el Estado, lo único que conseguirán es que la población convierta la simpatía a la apatía.

Y ante un clima de violencia, caos, incertidumbre, etc., la chusma favorecerá el restablecimiento de orden, aún por la fuerza si es necesario. Es más, a estas alturas, entre errores y señales equívocas de la autoridad, créanme, estoy convencido de que el Gobierno apuesta a eso. Al cansancio social como herramienta de pacificación.

Si hasta nuestro Escudo Nacional hace referencia y justifica al punto. Bueno, asumo que se dieron el trabajo de leer la frase bajo el cóndor y el huemul, ¿cierto?.

En fin, ya que estamos en la era del “tuit”, hagámosla corta:

¿No creen que es tiempo de volver a clases, más sabiendo que lograron instalar el tema de la educación, antes de que el tiro les salga por la culata?. ¿Vale la pena sacrificar el año y las lucas de sus padres en beneficio de intereses pequeños de políticos desorientados?.

Háganme caso. Desafiar a la autoridad los dejó hoy en un callejón con una sola salida. Salgan de ahí por la fuerza de sus palabras, no de sus pies y siéntense a conversar en todas las mesas que les ofrezcan. Aún están a tiempo.