OPINIÓN | Andrés Allamand: El Peor Ciego es el que No Quiere Ver

OPINIÓN | Andrés Allamand: El Peor Ciego es el que No Quiere Ver

11 Agosto 2015

Ante los magros niveles de aprobación de la Presidenta Bachelet, el senador de oposición se pregunta "¿Por qué seguir camino al despeñadero? ¿Por qué  no corregir el rumbo?".

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La sabiduría popular enseña, desde siempre, que “el peor ciego es el que no quiere ver”.
La expresión viene como anillo al dedo a las declaraciones de la Presidenta Bachelet hoy en el Diario La Tercera.

En ellas afirma que si alguien pensó que “los nuevos Ministros llegaron para cambiar el rumbo… hubiera sido una lectura equivocada”, que no había ningún “giro al centro”, que los que escucharon lo del realismo “no escucharon que era sin renuncia” y que  “el objetivo del Cónclave no era hacer un seminario de economía”.

En una frase: Todo va a seguir igual. Resumen: Igual de mal o incluso peor.

Es difícil de entender tan poco apego a la realidad. El actual gobierno ha batido records de impopularidad. Es, en concreto, es el que concita mayor rechazo desde 1990. La propia Presidenta Bachelet viene en caída libre y cada mes sus atributos bajan en el aprecio ciudadano. Ella misma, reconoce, que su figura ya no es (como alguna vez se pensó) “incombustible”.

¿A qué se debe todo esto? A que el programa de gobierno incluyó un conjunto de reformas mal pensadas y peor ejecutadas. La reforma tributaria requiere importantes correcciones. La reforma educacional está en un pantano de indefiniciones para tratar de cumplir con la “gratuidad universal” universitaria. El próximo año se empezarán a ver las graves consecuencias de la reforma que – sin mejorar un ápice la educación pública municipal – afectará negativamente a la educación particular subvencionada. La reforma laboral, si no se corrige en su columna vertebral, incidirá en el empleo perjudicando a los trabajadores.

Con tal cuadro a la vista, ¿por qué seguir camino al despeñadero? ¿Por qué  no corregir el rumbo?
Hay solo dos explicaciones: Por porfía o por temor al veto del Partido Comunista. Cada vez que el gobierno insinúa una corrección inmediatamente resurge la amenaza de “un pie en el gobierno y un pie en la calle”.

El dilema de Bachelet es simple: O cambia de rumbo o se hundirá aún más. Al parecerha escogido lo segundo.

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