Un año del SERNAC Financiero

Un año del SERNAC Financiero

09 Marzo 2013

El Balance es positivo luego de un año de trabajo, más y mejores herramientas que considerar antes de firmar un contrato.

Marta Daud Tapia >
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Tras la implementación del SERNAC Financiero y la Ley 20.555 el 5 de marzo de 2012, los consumidores cuentan con un nuevo estándar en materia de información y nuevas herramientas para conocer efectivamente cuánto cuesta un crédito o qué considerar antes de firmar un contrato.

Una de estas herramientas es la Carga Anual Equivalente (CAE), indicador expresado en porcentaje que permite cotizar y comparar similares montos y plazos, antes de pedir un crédito, para saber cuál es el más conveniente y ofrece la CAE más baja.

De la misma manera, los consumidores cuentan con una hoja de resumen en los contratos que contiene todo lo que deben saber antes de firmar y tienen derecho además a saber y recibir por escrito las razones de por qué le negaron un crédito. Derechos como los mencionados se suman a ejemplos concretos que demuestran cómo este nuevo escenario ha permitido equilibrar la balanza en favor de los consumidores.

Uno es el caso del Banco de Chile, empresa que tras mediación del Sernac tuvo que desembolsar cerca de 1.300 millones de pesos para cumplir el plan de compensación para responder a los consumidores afectados por el conocido “el cartolazo”. Asimismo, Banco Santander, quien ante fallas reiteradas de sus sistemas, que provocó no pagos de remuneraciones, también reaccionó y ofreció una alternativa de solución en beneficio directo de los consumidores.

Acciones como las descritas nos permiten hacer un balance positivo tras un año de trabajo, pero también nos señalan que tenemos desafíos pendientes.

La tarea hoy nos dice que es tiempo de erradicar de raíz las cláusulas abusivas que todavía existen en los contratos de adhesión de algunas empresas del sector financiero y avanzar en la implementación del sello Sernac.

En síntesis, la implementación del Sernac Financiero es una señal en orden a que, con reglas claras, más información y más transparencia, la balanza se debe equilibrar en favor de los consumidores.