Ckachi Ckausama instaló la bandera de los pueblos nortinos en Lollapalooza [FOTOS]

Uno de los elementos que viene caracterizando a Lollapalooza desde su primera versión en Chile está vinculado a la apertura de espacios a diferentes vertientes musicales. Sin guitarras eléctricas, sintetizadores o flores en la cabeza, desde San Pedro de Atacama subió al escenario Aldea Verde un conjunto que desplegó los sonidos clásicos del norte andino de Chile.

Ckachi Ckausama, o “sol de vida” traducido al castellano. 7 músicos de diferente partes de Chile e incluso uno por ahí de origen argentino. Radicados todos en el pueblo de San Pedro de Atacama hace ya 13 años, dedicados por completo a sostener el folclor local. 

Vestidos todos con oscura ropa y envueltos en la whipala, que es la bandera que agrupa a los pueblos originarios aymaras de milenaria presencia en el norte grande de Chile. Tienen zampoña, quena, charango, bombo, una guitarra acústica y bajo eléctrico, lo único que demanda corriente.

Despiden el espectáculo invitando a dos presentaciones más que tendrán en Santiago, mientras un grupo de personas miran sentados y varios jóvenes se mueven al ritmo de una canción con base de morenada. Bajan del escenario, se abrazan y ríen, antes de grabar un mensaje en video para la transmisión del evento. 

A pesar de la oportunidad de tocar en Lollapalooza, Jonathan Aguilera asegura que faltan espacios para la música andina. Sobre todo en Santiago. En algunos lugares les permiten tocar, pero prohíben que la gente baile. Burocracias propias de un permiso municipal. Para ellos esto es un problema, pues el baile es una consecuencia de las armonías de la música altiplánica.

“En San Pedro se han abierto los espacios y hay todavía algunos limitantes, como lugares donde no nos dejan bailar, que es algo sano. Pero estamos felices, los locales se han puesto con nosotros. Sería un poco ilógico ir a San Pedro y no escuchar folclor”. 

Ckachi Ckausama llegó al festival a través de una invitación del compositor Felipe Echavarría, y bajo el proyecto Voces del Desierto lograron poner la huella de los pueblos originarios nortinos en un festival de carácter internacional. No debería ser extraño, y por el contrario, debiese ocurrir con mayor naturalidad. 

La realidad, sin embargo, dicta que presentaciones como ésta tengan un origen difícil en espacios con una tónica juvenil. A lo mejor si tocaran bachata o reggaetón les hubiese resultado más fácil llegar. No creo en brujos, Garay, pero de que los hay, los hay.

Fotos: www.lollapaloozacl.com