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El Cobre chileno, un Don de la Providencia

13 Agosto 2008
La Providencia nos dio a los chilenos una colosal riqueza, el cobre, pero en los últimos 35 años, a la vez nos castigó con gobernantes, que han hecho de este don una desgracia. Por Julián Alcayaga O.
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Hace más de 50 años, Radomiro Tomic sostuvo que el cobre era un gran don de la Providencia para Chile, por su importancia estratégica y la inmensidad de sus reservas, y se esforzó para que todos los chilenos tomáramos conciencia de la magnitud de esta colosal riqueza.
Sin embargo, medio siglo después, hasta nuestra clase política ha olvidado que el cobre es un don de la Providencia.
Con sus 742 mil km. cuadrados, el territorio chileno es apenas el 0,5 % de la superficie terrestre, sin embargo en este minúsculo porcentaje del planeta, se concentra cerca del 50 % de las reservas mundiales de cobre. Para dimensionar con mayor nitidez lo que ello significa, debemos tomar conciencia que estas reservas de cobre, no se encuentran en el país más grande del mundo, Rusia, ni en el país más poblado del mundo, China, sino que en un pequeñísimo país llamado Chile, donde viven apenas 16 de los 6500 millones de habitantes de este planeta. Es entonces una anomalía de la naturaleza, que una tan colosal concentración de riqueza se encuentre en un espacio tan reducido del planeta.
No existe ningún país en el mundo, por más grande que sea, que concentre en su territorio un porcentaje tan alto de una riqueza natural. El país que más se acerca a Chile en este aspecto es Arabia Saudita, que tiene el 25 % de las reservas mundiales de petróleo.
Sin embargo, los medios de comunicación nacionales siempre resaltan la importancia de Arabia Saudita en la producción de petróleo, pero nada dicen de la colosal magnitud de las reservas y producción de cobre de Chile, lo que tampoco se enseña en las escuelas y universidades.
Este ocultamiento no es casual, ya que ha sido pacientemente planificado por las transnacionales mineras, desde mediado de los años ochenta, con el objetivo que al desconocer la inmensidad de esta riqueza, más fácil resultará llevárselo fuera del país, sin siquiera tributar en Chile, precisamente porque así desconoceremos la magnitud de lo que año a año perdemos.
Es tal la magnitud de las riquezas de cobre que nos regaló la Providencia, que este don se transformó en una desgracia, que comenzó con un cruento golpe de Estado a raíz de que el Presidente Allende nacionalizó este don de la Providencia, y si bien la Junta Militar no aceptó desnacionalizar los yacimientos que habían sido nacionalizados, en 1982, como moneda de intercambio por no desnacionalizar Codelco, la Junta Militar promulgó la Ley Orgánica Constitucional de Concesiones Mineras, que creo la “concesión plena”, con el objetivo que las transnacionales mineras pudieran apoderarse nuevamente de todos aquellos yacimientos que no habían sido nacionalizados en 1971.
La desgracia del cobre alcanzó su apogeo en junio de 1990, cuando en la misma ley que aumentaba “transitoriamente” el IVA de 16 a 18 %, se legisló también para suprimir la tributación a las mineras extranjeras, y gracias a este “incentivo”, las mineras extranjeras ingresaron en masa a Chile, pasando su producción de cobre de 60 mil toneladas en 1989, el 3,7 % de la producción nacional, a 970 mil toneladas en 1994, alcanzando 2,9 millones de toneladas el año 2000, y 3,9 millones de toneladas el año 2007, llegando al 70 % de la producción nacional.
Llegó a tanto el poder de las transnacionales mineras, que los gobiernos de la Concertación hicieron lo que ni siquiera el gobierno militar se atrevió a realizar, desnacionalizar algunos yacimientos de Codelco, como Quebrada Blanca, El Abra y una serie de otros yacimientos menores. Desnacionalizaron además, Puerto Ventanas, la Termoeléctrica Tocopilla, Talleres de Rancagua, que pertenecían a Codelco, y ahora tienen en carpeta desnacionalizar la mina Gabriela Mistral.
A partir de 1990, el don de la Providencia, se transforma en una triple desgracia, porque la excesiva producción extranjera destruyó el precio del cobre, a consecuencia de lo cual, las utilidades de Codelco pasaron de 2.330 millones de dólares en 1989 a solo 269 millones de dólares 10 años más tarde, y las menores utilidades de Codelco alcanzaron los 20 mil millones de dólares en esa década.
Esta desgracia es doble, porque entre 1995 y el 2003, las 10 mayores mineras extranjeras no pagaron un solo dólar de impuesto a la renta, según un informe presentado en el Senado por el Director Nacional de Impuestos Internos. Y esta desgracia es triple, porque en ese mismo período, 1995-2003, las mineras extranjeras se llevaron de Chile el equivalente a 20,7 millones de toneladas de cobre fino, que al valor actual del cobre representa la fantástica suma de 167 mil millones de dólares, sin haber dejado un solo peso de impuesto a la renta en Chile.
La Providencia nos dio a los chilenos una colosal riqueza, el cobre, pero en los últimos 35 años, a la vez nos castigó con gobernantes, que han hecho de este don una desgracia.

Julián Alcayaga O.
Economista
www.defensadelcobre.cl

Foto: joel_elias
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