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Primero lo primero: me parece una salvajada publicar conversaciones privadas de un grupo cualquiera. Las cosas entre conocidos y amigos se manejan con un lenguaje coloquial y se dicen tonteras sólo por provocar la risa del grupo, aunque la convicción personal esté lejos del apelativo utilizado en ese contexto. Ni les cuento los epítetos con que me refiero en privado a las autoridades, periodístas y otras layas del espectro.
Segundo: Para Iquique no es novedad que Soria no es el Soria que era. Nos ha defraudado profundamente a todos, incluso a los más fieles, que seguimos estirando el cogote por si en algún momento aparece el weón que alguna vez admiramos y confiamos. Esperamos todavía la reacción que no llega. Soria dejó en su familia y gente el cargo y se ha dedicado a puro weiar. El mauro, aunque hace un esfuerzo, se le nota el resentimiento por el trato recibido por su padre y ya parece venganza la weá. Cada iniciativa de la Administración anterior se muere por falta de atención, la plaza es el mejor ejemplo y la ciudad y su gente es la que pierde con ese encono absurdo.
Tercero: En un ambiente tan tirante, es hasta lógico y justo que se agrupen en cofradías los que quieren resolver y caminar para adelante como sea. Aún arrastrando a los que no quieren o atornillan al revés. Es natural a la especie humana.  La tonterita del ego de a quién se le ocurrió la idea y la weá lo tendremos siempre, en todo nivel de cosas, porque somos así. Es nuestra idiosincrácia.
Entonces señores, esto no debiera pasar de la anécdota y tomar experiencia para de una vez, organizarnos para que gobierno regional y local vayan al mismo lado o los vamos a sacar cagando a todos. Hemos tenido más paciencia que el novio de la fatmagúl con la noche de bodas así que pónganse a trabajar carajos y dejen la chimuchina para los conventillos, periodistas incluídos. He dicho. con weás ...