Construcciones que hacen Agua

07 Mayo 2009
Aún siguen vigentes las construcciones colectivas mediocres. Aún hay varios juicios radicados en diferentes tribunales del país para que constructoras, municipios y servicios públicos respondan por ello. Por José MArtínez Fernández
José Martínez F... >
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Casas aisladas, como edificios, son verdaderas obras malhechas. Responsabilidades compartidas: constructoras, municipios, servicios públicos.

Los aparatos "legales", en su mayoría, están tan lejos de hacer justicia, ya que uno advierte que si el daño es aceptado y no condenado por los jueces, es porque en el fondo, ellos protejen a los grandes jefes que, al fin de cuentas, son los causantes de esos daños.

En este caso nos referimos a las construcciones de casas y departamentos hechas en poblaciones y edificios. Todos ellos han nacido desde Arica a Punta Arenas y sólo conocemos los casos que los medios de información han difundido con constancia a nivel nacional. A nivel de ciudades, también hay casos, y se conocen sólo allí

No sólo los pobres que van por la vivienda básica han sido perjudicados, sino también edificios de supuesta calidad han caído en defectos que han causado grandes daños.

Ya sabemos el caso de las casas Copeva, en Santiago. Las casas llovidas, mojadas, con todos los daños económicos que ello significó para sus habitantes, hecho conocido en todo Chile, como el caso de las casas enanas, en un pueblo cercano a Santiago, en las que cabía una sola cama.

A nivel de provincias, el caso de una población en Arica (la Guañacagua) fue impresionante: construidas en un mal terreno, éste cedió: las casas se partieron.

En el de las casas Copeva, y en el de las de Arica a los propietarios se les arregló o cambió las propiedades y se les dio indemnización, por los perjuicios causados. En el caso de las viviendas enanas, supe que se las “agrandaron”.
Los tribunales actuaron con cierta justicia en los dos primeros casos; pero, ¿qué pasó con los funcionarios municipales que debían vigilar las construcciones y los arquitectos e ingenieros de esas instituciones? Que yo sepa: nada.

Porque al ser ellos autores intelectuales de un proyecto de construcción que resulta no bien realizado, son muy responsables y debieran ser juzgados.

La justicia chilena, lo hemos dicho varias veces, es flaca, floja y subdesarrollada.

¿Qué podríamos lograr, por ejemplo, en un Juzgado de Policía Local al poner una querella contra el daño provocado por el mal diseño estructural de alguna propiedad si ese Juzgado depende de un municipio que entregó los permisos de extraña manera, ya que no habían buenos estudios de suelos, de materiales a usar, de colocación de las tuberías de evacuación y de aguas limpias o servidas y estudios de otros aspectos necesarios para un buen término de la obra?

Sé muy bien el caso de un edificio levantado en Cumming, en Santiago. La empresa propuso el proyecto de un conjunto de edificios, uno de más de veinte pisos y otros de menor altura. Los mediocres arquitectos de la empresa hicieron un proyecto en que las tuberías debían, una parte, pasar por dentro de bodegas, es decir en espacios particulares y no en los espacios comunes como correspondía.

Sin embargo la DOM de Santiago, autorizó su construcción así hace más de diez años. Varios propietarios de bodegas ya han sufrido las pérdidas de bienes, debido a que las aguas limpias y las servidas las han inundado. Cuando los afectados han recurrido de querella ante el Juzgado de Policía Local respectivo, los juicios siempre han sido a favor de la administración. Y este resultado se entiende, ya que esos juzgados tienen directa relación con los municipios que autorizaron dichas construcciones. Es decir: Juez y parte son de una misma cosa.

Lo singular de esto es que en las escrituras de bodegas inundadas ni siquiera existe la mención de servidumbre -uso de espacios para esas tuberías-, por lo que los habitantes del edificio, con su administración a la cabeza, son conscientes del uso irregular de esos espacios, ya que haciendo uso de esos bienes debieran pagar por ellos.

Es decir cualquier propietario de bodega cuya escritura no señale servidumbre, puede demandar a quienes usan su bien para hacer pasar tubos que sirven a todo un edificio; pero la demanda no debe hacerse en esos juzgados de policía local, por la relación de estos con los municipios.

La demanda debe hacerse en un tribunal civil y seguir, si es necesario, un juicio largo, aunque sea agotador, en tribunales superiores, porque las escrituras están por sobre los reglamentos internos del conjunto de departamentos.

Los dueños de bodegas por donde pasan esos tubos viven con el dilema de arriesgar cualquier inundación y además esos tubos les hacen perder espacios.

No es posible que el Sr. X y la Sra. X vayan a sus baños, orinen, defequen, menstrúen y toda esa inmundicia pueda ir a parar a las bodegas por donde pasan tubos. Es decir: no debe ocurrir que los varios que sacan provecho de algo no paguen por ello, aunque lo mejor sería sacar esos tubos y hacerlos pasar por lugares de propiedad colectiva y no individual.

Eso lo conversaba yo hace poco con un abogado, quien me indicó que la segunda vía era mejor que la primera y que al ser injusto el uso colectivo de un bien particular y al no sufrir éste de servidumbre, el propietario estaba destinado a ganar el juicio y debía cancelársele por el tiempo usado y por los daños causados.

Interesante hecho en que la verdad, por ser racional, debería imponerse. En caso contrario estaríamos en un acto de plena denegación de justicia; pero siendo los afectados los dueños, lo lógico sería que prosiguieran y ganaran el juicio e hicieran pagar daños y perjuicios a quienes mal usan sus bienes.

Lo ideal siempre, en estos casos, es no dirigirse a un Juzgado de Policía Local. Reiteramos que ellos no hacen justicia, por un solo hecho: el estar vinculados a la Municipalidad que permitió los malos diseños, obvio es que traten de callar y no castigar a los responsables, porque sería como un castigo a sí mismos.
Foto: jorgefelipe.cl
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