Publicidad engañosa de los bancos ¿Y quien los condena?

Es multimillonaria la cantidad de dinero que gastan los bancos en publicidad, la que, principalmente, se da en la televisión abierta.
No hay instante del día que algún canal no le ofrezca las bondades de Edwards Citi, de Banco del Desarrollo, de BancoEstado, de Santander, del Banco de Chile y los demás.
Le ofrecen crédito hipotecario, de consumo y diversos otros.
Pero llegado el momento de prestarle a Ud. el dinero el banco le solicita hasta el carné de su tatarabuela y el certificado de nacimiento de su último hijo.
Lo que decimos es una metáfora…es decir: Exigen tantos papeles que el pobre mortal que logra reunirlos termina estresado y con una úlcera enorme. Y quizás necesite gastar en médico y remedios para solucionar el problema causado por la tramitación bancaria…
Si consiguió un préstamo, por ejemplo a cinco años de 2 millones de pesos, advertirá que la cuota mensual es de más-menos $ 68.000. Eso tiene que multiplicarlo por sesenta cuotas. Es decir su préstamo de 2 millones le cuesta poco más de 4 millones, pero al terminar de pagarlo, advertirá que ha pagado alrededor de 6 millones…Es decir TRES VECES lo que Ud. pidió.
La publicidad engañosa, sin embargo, no va por allí, sino que por otros dos lados a lo menos:
1.- Dice: Crédito de Fácil Obtención. ¡FALSO!
2.- En internet los bancos simulan su crédito de consumo y allí mismo le dicen que Ud. lo pida, que pronto se comunicarán con Ud. ¡FALSO!
Y usted ha entregado todos sus datos…¿Qué fines, aparte de las obligaciones para conseguir un préstamo, persigue el banco con sus datos, si no le responde a su solicitud ni siquiera para decir que se le ha rechazado el crédito?
Eso –por lo tanto- constituye “publicidad engañosa”…pero el SERNAC, que tanto dice que hay que denunciar situaciones similares ante ellos, NADA HACE; al igual que la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF).
Debiera existir una manera de castigar este engaño…debiera abrirse la opción de acusar a la propaganda bancaria por engañosa.

La Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) y el SERNAC, sin embargo, duermen el “sueño de los inocentes”.
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