Con mucho placer y satisfacción he visto como tantas y tantos Comuneros y Comuneras de Antofagasta, han participado de esta iniciativa del Equipo del Diario Ciudadano, El Nortero.
La Memoria Histórica y la Memoria Ciudadana, que nos están recordando los logros de nuestros antecesores, y el reconocimiento en vida de los atributos ciudadanos, son cosas muy importantes para la Identidad Común de las distintas Comunidades que conforman nuestra Ciudad, Antofagasta.

Los atributos ciudadanos, han perdido fuerza, como las Virtudes mismas; por eso es que sería conveniente –en nuestros barrios, comunidades- retomar viejas costumbres, que por sabidas se callan y por calladas se olvidan.
Esta votación Ciudadana, a la que nos invitó El Nortero, es más importante que lo que a simple vista parece. Nos ha hecho mirar alrededor, en nuestro entorno inmediato, en algunos casos y al pasado, en otros.
Las dos situaciones que enfrentamos, nos permitieron descubrir que entre nosotros viven y vivieron personas con espíritu de servicio y compromiso social; personas –en todo iguales a nosotros mismos- que luchan por los ideales y las cosas “sagradas” de Antofagasta, entre ellas La Portada, El Ancla, el Reloj de la Plaza, el Desierto que nos rodea y nos moldea, SU GENTE y muchas -muchas- más.
Estas personas se destacan por su trabajo, que hace el mejor esfuerzo por estimular la conservación y el respeto, por igual entre los oriundos y aquellos que viven o están entre nosotros; lamentablemente en estos tres grupos existen algunos inclinados a anularlas o reducirlas a la nada.
Al participar en esta Votación y ver el entusiasmo de otros participantes, sentí que renace un sentimiento que grita: “Nosotros aumentaremos el esfuerzo para acelerar el sentido público del deber cívico”, y creí justo reconocer -y agradecer- a El Nortero, la oportunidad brindada.
Ninguno de los nombres por mi propuesto, ganó; si lo hicieron algunas otras propuestas. Pero eso no le resta un ápice de importancia a mis propuestos y al torneo, por eso sigo –e invito a seguir- participando, de manera que quien obtenga el Gran Galardón, sepa que: Ganando o perdiendo, Antofagastinos…seguimos siendo.
Ver como se recuerda el paso singular y generoso del Dr. Antonio Rendic, demuestra que reconocemos que ser inmigrante no es algo impensado, o una simple anécdota de viajes por los océanos o marchas por territorios, sino que es algo más que atravesar fronteras, donde las tradiciones, culturas e identidad –orgullo y legado- permiten que esas historias no se pierdan en el tiempo y se plasmen en el nuevo terruño.
Estoy feliz de ver como Antofagasta y su gente valoró, con más compromiso y cariño, el legado de nuestro vate, Andrés Sabella, cuyas Linternas de Papel, extrañamos. (En una ocasión, aparecí nombrado en ellas, y mi falta de humildad, me impidió NO henchirme de orgullo)
Pero más feliz aún me hizo el ver como surgían nombres hasta ahora anónimos, o conocidos en círculos acotados a determinada actividad, del quehacer local. Muchos, conocen de sus obras y otros muchos no, quizás por eso los denostan.
Esto es Participación Ciudadana, involucrarnos en la faena social de nuestra Ciudad y reconocer los méritos de otros y otras que también trabajan por su engrandecimiento…aun cuando nosotros no lo sepamos, o nos neguemos a reconocerlo, o quizás porque le sabemos una “yayita”, olvidando que las caídas también enseñan y… olvidando nuestras propias “yayitas”.
No debemos esperar a que se produzca un gran siniestro o una catástrofe de proporciones para explorar los méritos de nuestros vecinos y vecinas, que ya como Dirigentes Comunitarios, Maestros en distintas disciplinas, Profesionales en disímiles técnicas, o como simples y desconocidos Comuneros/as, prestan servicio a nuestra niñez, juventudes y a nosotros mismos, sin esperar más recompensa que saber que han cumplido bien la tarea.
Cuando estamos a pocos días de contar –por primera vez en 130 años- con una Alcaldesa, propongo que –también por primera vez- nos alienemos todas y todos, sin distinción política, tras ella, en cuanto es nuestra representante más cercana, ajeno a que haya sido o no nuestra/o candidato/a.
No debe confundirse esto, como que estoy pidiendo el voto para ella, aquí. Son dos cuestiones que marchan por distintos carriles y cada uno/a tiene la madures suficiente para saber a quien le otorgará su invaluable voto.
En esta idea, a cada Antofagastino/a, de origen o por opción, le invito a reflexionar sobre este Código Ciudadano, conocido como Juramento Ateniense:
Nosotros nunca traeremos vergüenza a esta, nuestra Ciudad por medio de un caso deshonesto o cobarde.
Nosotros lucharemos por los ideales y las cosas sagradas de la ciudad y haremos lo mejor por estimular la reverencia y el respeto por igual entre aquellos que están entre nosotros inclinados a anularlas o reducirlas a la nada.
Nosotros aumentaremos el esfuerzo para acelerar el sentido público del deber cívico.
Así, de esta manera nosotros dejaremos esta ciudad, no en igual o menos forma, sino más grande y más bonita de lo que nos fue dejada a nosotros”.
Y a cada afuerino, le recuerdo el Código del Tahuantinsuyo, que rige aún a este Suyo; En el mundo indo americano antiguo pocos pueblos alcanzaron el adelanto moral logrado por el Imperio Incaico, la Grecia Americana, del que esta amada tierra fue parte:
Ama Llulla No seas mentiroso.
Ama Sua No sea ladrón.
Ama Kella No seas ocioso.
Ama Sipex No mates
Ama Mappa No injuries.
Yo no entiendo como afuerino a quien se radica entre nosotros, forma su hogar, cría y educa a sus hijos, junto a los nuestros, sino más bien a aquel que transitoriamente llega a la ciudad, se medio afinca en ella y no se involucra en sus cuestiones comunitarias; nos critica o nos perjudica.
Un saludo a todas y todos los nominados a Gran Antofagastino, cuyos méritos fueron reconocidos por sus conciudadanos, y mi recuerdo para aquellas y aquellos que nos miran desde otro plano.
Y un saludo para todas y todos lo lectores de El Nortero, que como vemos día a día, crecen como las Lagartijas del Desierto.
Antonio F. Leiva Madrid.
Un Comunero de Antofagasta.
Foto: pvillacorta
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